octubre 23, 2016



Llaman a la puerta.
Pero los golpes suenan al revés,
como si alguien golpeara desde adentro.

¿Acaso seré yo quien llama?
¿Quizá los golpes desde dentro
quieren tapar a los de afuera?
¿O tal vez la puerta misma
ha aprendido a ser el golpe
para abolir las diferencias?

Lo que importa es que ya no se distingue
entre llamar de un lado
y llamar desde el otro.

Roberto Juarroz
De su libro ÚNDECIMA POESÍA VERTICAL (Editorial Pre-textos)

octubre 12, 2016




Algunos meses antes de que Carol Dunlop muriera, Julio Cortázar escribió un texto sin saber que sería publicado después de la muerte de Carol. Es una parte de los capítulos de Los autonautas de la cosmopista, libro que ambos realizaron juntos y que relata la aventura loca y feliz del viaje entre París y Marsella, sin salir de la autopista...


Osita durmiendo

La Osita desaparece en una atorbellinada confusión de sábanas que, dicho sea de paso, van desapareciendo al mismo tiempo de mi lado de la cama… apoyándome en un codo en el colchón, que es lo último que queda, contemplo enternecido a la Osita y me pregunto a qué profunda necesidad de retorno uterino o algo así responde su empecinado trabajo de cada amanecer. Sé muy bien (porque al principio no lo sabía y tuve miedo) que nada de eso me rechaza, pues me basta rozar con un dedo el paquetito tibio a mi lado para que de sus profundidades emerja un suavísimo gruñido de satisfacción… Alguna vez -ya no- hice la prueba de desenvolverla lo más suavemente posible del capullo, porque tenía miedo de que se ahogara con las sábanas enredadas y las confusas almohadas, y supe lo que significaba separar sus manos de los nudos, lazos y otros flecos que hacían las sábanas entre sus dedos. De manera que ahora me limito a mirarla dormir en su efímera y sin duda atávica hibernación y espero que se despierte sola, que empiece a desenredarse el poco a poco, a sacar una mano, un chorrito de pelo, un culito o un pie, y que después me mire como si no hubiera pasado nada, como si las sábanas no fueran un gran remolino en torno a ella, la crisálida rota de donde asoma mi nuevo día, mi razón para vivir un nuevo día…

Julio Cortázar
De su libro, Los autonautas de la cosmopista, este libro se ecribió conjuntamente con Carol Dunlop

octubre 01, 2016

LAS CASAS DE LA POESÍA

En un pueblo de Segovia llamado Adrados, nos reunimos durante tres días en el mes de agosto del año 2016, unas cuantas personas que teníamos en común el amor a la poesía y decidimos descubrirla en otras artes... abrimos las miradas, interiorizamos los sonidos y bailamos con las palabras.
Esta es la mezcla maravillosa que obtuvimos de esa alquimia que nos poseyó y estos son los poemas de los magos que surgieron de este encuentro con la fotografía, la danza y la música.

 La vida está llena de poesía sólo hay que mirar y escuchar...




Rosa Tejedor

Agosto fue el mes de la visita.
Por sorpresa, visitamos tres casas en el vecindario de la poesía.

Nos mecía, como claveles adormilados, el intenso calor veraniego de la lentísima media tarde, al otro lado de los cocodrilos.

La casa de la fotografía inauguró nuestra mirada curiosa, con unas imágenes desoladoras sobre la desdicha humana.

Tras el naufragio, los personajes de las fotos buscaban protección, calma, cura, salvación - en la paz-, en el refugio de las costumbres y en la plenitud del sueño.

Visualizamos, junto con nuestra maestra de ceremonias, muchas fotos tristes, conversando, opinando, observando y volviendo a opinar, con las miradas conmovidas de las grises esperanzas alegres.

Segunda casa, visita y tarde: la danza-desfilando por unas fotos lejanas de escenarios exóticos como orquídeas y músicas cercanas con olor a narcisos.

Danzas en flor, abriendo sus pétalos al ritmo pausado, lento, sinuoso, con alas de mariposa recorriendo los cuerpos.

Madame Butterfly siente sus pies anclados, aunque sus brazos alados vuelan en libertad.

El bucle del movimiento envuelve la muerte.

El recogimiento y la pena doliente tras la pérdida de seres queridos.

Los obstáculos, unas veces conocidos, otras cambiantes; mientras el mismo baile relaja el horizonte inquietante.

La danza cimbrea la alegría y la tristeza al compás del nuevo aprendizaje.

La música invade la tercera casa de este pueblo lírico: nuestra mirada traspasa las fotografías escuchando la voz melosa de nuestra sedosa sherpa.

La rotundidad del chelo contundente; la serenidad armónica del violín con su continua superación- la de una aprendiz motivada; la complicidad completa de un piano sonriente.

Todo el universo poético es música en penumbra.

El enigma se viste con la gala del interrogante y se maquilla con la amplitud de una ópera.

El desgarro de un llanto lejano se dulcifica en el eterno viaje, en un tren desvencijado pero callado, más allá, más lejos, colina arriba.

Pendiente escarpada sobre un abismo de esperanza.

Silbatos y bocinas que aglutinan reuniones de familiares y amigos.

Sirenas de películas tristes, opacas, sordas de muerte.

Silencio de pasos vacíos por el transcurrir de los siglos.

Contemporaneidad de recuerdos amigos.

Conmoción de los sentidos ante voces solidarias.

Soñemos con el realismo del chelo.

Dancemos con la sensualidad de la bailarína desdibujada en el lienzo.

Se escucha la serenidad de violines y el esfuerzo enérgico del clarinete en la distancia cercana.

El viajero recorre con su mirada el paisaje: imágenes, fotos, fotocopias, vídeos... de tristeza gris agridulce.

Su voz, como blanca caricia, dirige al espectador absorto, que se embriaga del repiqueteo luminoso de miles de destellos exultantes.

El providencial concierto poético dibuja nuestro mapa con futuro-es obra de nuestra diestra directora.

Naciendo nuevas pieles sobre nuestros ojos.

Más capas, más voces, más luchas, más ofrendas, desde la fotografía, danza y música en el próximo viaje de la poesía.



Gonzalo Velasco

Trastorno

La siesta y, de pronto,
la poesía…
Poesía de trastorno oculto en imágenes
que dicen y no dicen,
que muestran y que ocultan,
que señalan y te preguntan.
Viaje al profundo cinismo de un observador
que no sé si me provoca o, simplemente,
se prostituye.
Es luz reflejada, en definitiva,
mezclada con poesía.
La poesía en estado, encinta.

 Leve, dentro, fuera

Sumisión del cuerpo, olvidado en el hoy.
Torsión y retorsión.
Respiro allí pero me quedo aquí.
Danza de muerte que da vida.
-------------------
Vida sobre la danza que da muerte.
Una escalera de caracol eterna
que conduce a una puerta que gira y gira
y te conduce.
Rutina en la rutina.
Rutina en la retina.
-------------------
Soy un mendigo del amor.
Todos los somos, en realidad.
Naces y te mueres, y en el trayecto
estás solo.
Si es grotesca la mendicidad del amor,
Todos pedimos en los semáforos:
los semáforos del amor grotesco.


De vivir y de viajar
 
De vivir y de viajar
con maletas o sin ellas,
siempre con uno mismo
o con algún colega.
El recorrido es lo importante
y no dónde se llega
que tengas ganas de ver,
de sentir, de una experiencia,
de algo que te llene el alma
ya sea en Santander o en Valencia.
El recorrido es lo importante
y no dónde te dejas
la salud, el dinero y la honra,
aunque con el tiempo aprendas
que lo dejado en el camino
es, en realidad, vida nuestra.

 

Ana Silva 
-1-

El gigante generoso,
le llamaban,
y todas las culturas le respetaban
se llenaban de rabia
ante las injusticias
le producían un gran rechazo.
Se sentaba a pensar en ellas
y como combatirlas
con su brillantez habitual
pero esta vez
y después de mucho llorar 
Siempre descubría
Que en cualquier circunstancia
Habría alguien que
le decía,
siempre estaré contigo

-2-

Descubro que después de muchos días                      
Preparando desayuno                                                  
Solo para uno                                                                    
Me sobra mucho café….                                                  
Mucho….                                                                             
Demasiado….                                                                      
¿No tendré que comprar nunca más?                      
O mejor aún                                                               
a partir de ahora                                                                 
desayunaré                                                                     
en cualquier otro sitio                                  
 Se hallaba desasosegado.
Que me lo sirvan más templado                             
ante tanto dolor
y más amable                                                                      

 -3- (Danza Butoh)

El dolor recorre todas las cavidades                             
de este                                                                           
y otros cuerpos                                                          
es un dolor compañero de viaje                             
y de vida                                                                   
siempre fiel y constante                                             
se diluye                                                                              
a veces…                                                                             
pocas
pero dulcemente…
esa frescura ventila el alma.





Ricardo Enjuto

Fotografía
Espera en la habitación roja. Desespera. Tal vez no aparecerá. Una noche más…
Deja sin hojas la margarita y ahora tan solo espera. Frágil, desnuda. Dibuja en su mente el canal umbilical que les unió en el primer encuentro. Espera, pero al fin el ojo inteligente de la bombilla le grita que es el momento de abandonar el hostal. Cruza el umbral cargado de dignidad y…espera.

Danza Butoh
Juncos cimbreándose en el lago y en el fondo del agua silencio. Música que mueve los juncos como un silbido y ya nunca, nunca podrán parar. Ingravidez y movimiento: leve, constante, armónico.

Pina Bausch
Un ser humano se mueve entre autómatas. Tal vez es el último ser humano sobre la tierra y está asustada. Humanidad robotizada y el último corazón que bombea sangre y mueve brazos. Dominación, huida y búsqueda de libertad.

Kontakthof
Los cuerpos grotescos se cimbrean al impulso marcado por la soledad. Patéticos esfuerzos por encontrarse o quizás por salir de sí mismos, por desencontrarse. El reloj de Cenicienta dará las doce y volverán solos, uno a uno, a sus patéticas existencias.

El viaje
Íbamos encontrándonos con gente. Hablaban un idioma extraño, ininteligible. Camino, música, cerveza al borde del acantilado. Queríamos nadar así que descendimos el camino a paso lento. Los cuerpos desnudos, la brisa traspasaba nuestra piel. Acababa el día y había que regresar. Ahora un viejo tren de 1912. Cansancio, cansancio, sed, sed. Idiomas extraños, personas amables: Tailandia, la tierra de la pobreza y los palacios extravagantes. Me hizo pensar. Veníamos a descubrir un país y el país nos descubrió a nosotros. Eso es el camino: arena, polvo y descubrimiento.





María Eugenia Oviedo

La vida.

La tolerancia de mi ser
me muestra la vida que sobrevive,
bajo un puñado de golpes,
sigilosa sentencia abrumadora
que convive con la sonrisa efímera
aceptando la naturalidad rabiosa
creatividad potenciadora que provoca
una identidad fuerte y potente
sobrepasando las imágenes de la injusticia
fortaleciendo a la víctima del propio yo
aderezado con un toque psicótico
que hace de mí, ser yo, ser tú.



La luz del camino.

La distancia entre la fuerza y la debilidad
hace del ser, un elemento neutro
vacío y  lleno a la vez
de numerosos obstáculos que marcan,
delimitan el camino a seguir
no importa cuánto empeño pongas
tu destino está escrito en tu alma
te debes a él de manera exacta
asumiendo el color con el que vivirlo
solo eso está en tu mano
el resto ya está definido


Mi soledad.
Siempre asociado a la tristeza
Siempre con tintes negativos
Que empapan el recorrido
Haciendo del mismo una penitencia
Ya he despertado de este sueño
Que me vendieron como real
Ya he traspasado la frontera
Donde ella es positiva
Donde disfruto de su naturaleza cálida
Ya la he sentido y disfrutado
Y ahora que ya somos amigas
Quiero disfrutarla junto a ti
De otra forma, con tu compañía
Aunque para eso tenga que renunciar, a esa parte de mí que
En ocasiones me define.


  

Marta Silva
 
Me da miedo
el rostro sin miedo.

La supervivencia me ha hecho fuerte
pero el dolor de su muerte sigue ahí.


No estás sola, me avisan sus pasos
tranquila....

Mi compañía es perenne
y tu libertad absoluta.
_____

Encuentro conmigo misma
ligereza corporal de una piel deshojada
que me ha ofrecido desinhibición, relajación
y liberación del alma.
_____

El paso por la vida vacío y austero
yermo de sentimientos.

Espirales negras de las cuales no logro salir
se avecina la muerte....
Espacios gélidos....
Obstáculos reales e imaginarios limitan mi mente.
¿Oscuridad o luz?



 GRACIAS POETAS, POR LA LUZ, POR LA (NO) LUZ....