…y entonces
las palabras caen en el vacío, como si nunca hubiesen
sido pensadas.
Nuno Júdice
Las manos que me atan
sujetan el silencio
del que intento escapar
mientras me ahoga.
Las palabras se agolpan
en la voz
y huye la mirada
olvidando una sílaba.
Las manos gordas
se apoyan en la oración imperativa
y tachan una elipsis a pie de página
que rescató la memoria.
Gramática descabalada.
Se tuercen los renglones.
Se caen las frases.
Puntos suspensivos.
María Jesús Silva
Imagen: Los renglones torcidos de Dios, de Cesasol VG.
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