Malos recuerdos
La vergüenza es un sentimiento revolucionario
KARL MARX
Llevo colgados de mi corazónlos ojos de una perra y, más abajo,
una carta de madre campesina.
Cuando yo tenía doce años,
algunos días, al anochecer,
llevábamos al sótano a una perra
sucia y pequeña.
Con un cable le dábamos y luego
con las astillas y los hierros. (Era
así. Era así.
Ella gemía,
se arrastraba pidiendo, se orinaba,
y nosotros la colgábamos para pegar mejor).
Aquella perra iba con nosotros
a las praderas y los cuestos. Era
veloz y nos amaba.
Cuando yo tenía quince años,
un día, no sé cómo, llegó a mí
un sobre con la carta de un soldado.
Le escribía su madre. No recuerdo:
«¿Cuándo vienes? Tu hermana no me habla.
No te puedo mandar ningún dinero...»
Y, en el sobre, doblados, cinco sellos
y papel de fumar para su hijo.
«Tu madre que te quiere.»
No recuerdo
el nombre de la madre del soldado.
Aquella carta no llegó a su destino:
yo robé al soldado su papel de fumar
y rompí las palabras que decían
el nombre de su madre.
Mi vergüenza es tan grande como mi cuerpo,
pero aunque tuviese el tamaño de la tierra
no podría volver y despegar
el cable de aquel vientre ni enviar
la carta del soldado.
Antonio Gamoneda
Blues castellano, Gijón, Noega, 1982; en Edad, Cátedra, 1989.
1 comentario :
Qué terrible! Nunca he entendido la crueldad, es algo que escapa a mis entendederas.
Se puede ser ignorante, pero para ser cruel hay que ser algo más, tal vez cobarde y ruín.
No sé si la verguenza es un sentimiento revolucionario...
Pero mejor sentir verguenza que indiferencia ante el sufrimiento, o peor, placer.
Muchos besos,
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