En algún lugar del cerebro, en el secreto Departamento de Información Esencial, está el día en que mi padre me explicó la función de la plomada y, en especial, de la burbuja de aire en el tubo de agua del nivel. La casa se apoya en esa burbuja de aire, aquí, como lo ves. La burbuja ve mejor, mucho mejor, que el ojo. La pequeña burbuja tiene información de las coordenadas terrestres, de los meridianos y paralelos. La burbuja corrige el ojo. No se deja engañar. Siempre es sincera. Tú levantas una pared y te parece que lo estás haciendo de maravilla, pero igual va la burbuja del nivel y te dice que no, que no va del derecho, por más que tú insistas. Y es ella la que tiene razón.
La burbuja del nivel, aquella gota de vacío inteligente, ejerció desde entonces una atracción hipnótica sobre el ojo.
MANUEL RIVAS
De su libro Las voces bajas
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