No tengo hambre
─me dices─
mientras te
comes una cereza.
Mi boca se
esponja
y te beso.
La lengua atrapa
el hueso
lo esconde entre
los dientes
lo encierra en
la oquedad de la mejilla.
Los labios
pegajosos
bajan por el
cuello
zurciendo de
almíbar la piel
regresan
lamiendo mi oreja.
Tampoco tengo
sed
─me susurras─
pero bebería el
vino
que se escarcha
debajo de tu
ombligo.
María Jesús Silva
del libro Arquitectura de la piel
Fotografía Clara Quintana Silva (dentro del libro Arquitectura de la piel)
2 comentarios :
Bello intenso y sensual tus palabras que hacen verso
Me encanta cuando pones tus poemas, MMária.
Estos versos me parecen muy hermosos, jugosos y crujientes.
Qué maravilla...
...el vino
que se escarcha
debajo de tu ombligo.
Un abrazo,
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