He visto florecer montañas,
cambiar el azul del mar, y en ese proceso adivinar que eran mis ojos quienes
estaban cambiando. No he vivido otra vida. Fue en esta en la que tuve que
despedirme de quien me trajo hasta aquí. ¿Es la piel rosada la que me conforma?
¿Qué me atrae a donde no existo y ya he habitado? Salta. Salta del charco. Mira
la piel arrugarse. Estas espinas no hieren, sino tus miedos. ¿Acaso no eres tú
ya este proceso? Sé la marea que te espera. ¿Quién quiere ser la esperanza?
¿Quién quiere ser la esperanza?
¿Es esperar la única salida? Veo la noche -quizás lejos todavía- y no más
oscura -quizás- que esta. Este paso certero no remite y sin su azar estamos
perdidos. Ver la noche en incertidumbre y el hoy que a un lado dejas. Trae la
noche, madre. Tráela suave a este aliento para que pueda ver la vida.
No hay salida. Ver pasar los
días con igual indiferencia que la de un esclavo. Tener el sol y el fluir de
los ríos. Contemplar la mañana y saberse final del día. En qué punto del cieno
hallaré el otro vacío ya no importa. ¿Será el mar quien cese la lluvia?
FRAN GARCÍA
poema inédito
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