El poeta Antonio Martínez Sarrión (Albacete, 1939) ha traducido páginas de Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Jean Genet, Victor Hugo, Chamfort, Michel Leiris, etc. Es autor de los siguientes poemarios: Teatro de operaciones (1967), Pautas para co njurados (1970), Ocho elegías con pie en versos antiguos (1972), Una tromba mortal para los balleneros (1975), Canción triste para una parva de heterodoxos (1976), El centro inaccesible. Poesía 1967-1980 (1981), Horizonte desde la rada (1983), Sequías (1983), De acedía (1986), Ejercicio sobre Rilke (1988), Antología poética (1994), Cantil (1999), Cordura (1999), Poeta en diwan (2004), Última fe. Antología poética 1965-1999 (2005).
Un poema:
ARTESANÍA Y CALOR
La cuestión, como siempre (te repites),
es cosa de medida: en el articular,
en el compás y en las proposiciones.
Que en este arte del verso
la primacía de la emoción es norma,
siendo el entendimiento un añadido
bueno para que ingrese el vate en Academia,
como en convento o arma
los viejos segundones.
En tal disposición, ¿todo será cifrable?
¿Cualquier tema (el torneado de una silla,
la irisación fugaz del reflejo en el techo,
la memoria que queda de una piel y un aroma,
la barrida niñez) es, de entrada, valioso
como materia bruta a falta de mezclarle
la levadura?
¿Y si el horno avisara
que algo impide alcanzar los grados justos
para que el todo puje y cuaje la cocción
pues la mano, certera, supongamos,
no basta nunca, ya que la esperanza
-por otro nombre inmadurez-
no levanta la chispa? ¿Si las sordas palabras
privadas del portento de transubstanciación
quedan en desparejas, desechables, insípidas,
como esa mahonesa que no liga
(y aquí saco creencias de sabor popular
y de imposible probación por ciencia)
a causa de trastornos menstruales?
ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN
Poema incluido en el libro Cordura (Tusquets; Barcelona, 1999).
Imagen: pagina.jcc.es
Un poema:
ARTESANÍA Y CALOR
La cuestión, como siempre (te repites),
es cosa de medida: en el articular,
en el compás y en las proposiciones.
Que en este arte del verso
la primacía de la emoción es norma,
siendo el entendimiento un añadido
bueno para que ingrese el vate en Academia,
como en convento o arma
los viejos segundones.
En tal disposición, ¿todo será cifrable?
¿Cualquier tema (el torneado de una silla,
la irisación fugaz del reflejo en el techo,
la memoria que queda de una piel y un aroma,
la barrida niñez) es, de entrada, valioso
como materia bruta a falta de mezclarle
la levadura?
¿Y si el horno avisara
que algo impide alcanzar los grados justos
para que el todo puje y cuaje la cocción
pues la mano, certera, supongamos,
no basta nunca, ya que la esperanza
-por otro nombre inmadurez-
no levanta la chispa? ¿Si las sordas palabras
privadas del portento de transubstanciación
quedan en desparejas, desechables, insípidas,
como esa mahonesa que no liga
(y aquí saco creencias de sabor popular
y de imposible probación por ciencia)
a causa de trastornos menstruales?
ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN
Poema incluido en el libro Cordura (Tusquets; Barcelona, 1999).
Imagen: pagina.jcc.es
2 comentarios :
Este y el anterior que has puesto son los típicos casos de literato insípido cuyo único don es la lectura, don que también se observa en ti, buscadora. Los leí hace tiempo y siempre me dormí, literalmente. Demasiadas palabras y poco lenguaje.
Hay que leer los libros de memorias de Sarrión. Es todo un divertimento.
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