Casa de aire
Francisco Cenamor
Ediciones Amargord, 2009
La poesía de las imágenes
La imagen a la búsqueda de humanidad, la mirada del poeta que contempla la vida, el querer provocar sentimientos en el lector, el invitarle a la reflexión sobre lo que contempla en sus versos. Francisco Cenamor nos invita a realizar un viaje mundano por la realidad. Con una poesía sin adornos, desprovista de galas, nos muestra imágenes terrenales sobre las que pensar.
Casa de aire es un poemario realmente sorprendente, basado en descripciones realizadas con prosa limpia, de aparente sencillez (hacer fácil lo difícil), y con un complejo entramado intelectual –que juega en la mente del lector– nos presenta tres modelos visuales: fotografía, cine y teatro. Tres métodos de creación intelectual que utilizan, entre otros elementos, la imagen, y que se corresponden con las tres partes del poemario: Casa de aire, Ríos de gente y Ultima función.
Casa de aire nos muestra en pequeñas descripciones el mundo de una mujer indigente. Muy al estilo de esa poesía llamada del silencio, busca el rumor en nuestra mente, el efecto intelectual profundo, con versos cortos y palabras precisas.
Ríos de gente nos revela imágenes en movimiento, todas distintas, ocurridas a diferentes horas, en diversos lugares. Como indica Muhsin Al-Ramli en el prólogo, es una concepción poética cercana, muy próxima, a la narración breve. Las descripciones de las acciones son minimalistas, como los microrrelatos, y, como ellos, esconden secretos que el lector debe de averiguar. Son trozos de película, una serie de fotogramas en las que visionamos un pedazo de vida, rutinas diarias que generan profundas cicatrices.
Ultima función profundiza aún más en la estética narrativa de lo breve, hasta el punto de no lograr diferenciar la prosa del verso para llegar allí donde Francisco Cenamor quiere llevar al lector. El teatro, su pasión personal, muestra los sentimientos escondidos.
Es, en resumen, un paso adelante agigantado en la carrera poética de Francisco Cenamor. Le unen con su pasado su compromiso (intelectual, político y social) y su reivindicación de un mundo mejor, pero la forma ha cambiado y, sin ninguna duda, es mucho más efectiva.
Mucho más del autor en su blog Asamblea de palabras
La blusa rasgada.
Las medias
por debajo
de las rodillas.
Sangre.
La noche es
propicia
para el golpe.
( Primer poema de la serie ‘Casa de aire’, pág.15)
8,47 a. m.
El niño tira la piedra,
muere el pájaro contra el tronco del árbol.
La piedra cae al suelo partida en su frialdad.
El niño mira el pájaro un segundo,
la sangre saliendo por el pico.
Se vuelve, se va sonriendo.
El barrendero recoge
pájaro y piedra
en su carro de basura.
(Primer poema de la serie ‘Ríos de gente’, pág. 51)
Primer acto
Un actor sale al silencio del escenario.
En una esquina, en penumbra,
el reflejo de un cuerpo apenas perceptible.
-¡He de ir!-, dice el actor a la sombra.
Fila tres del teatro. Oscuridad.
Una mujer aprieta la mano de su hombre.
(Primer poema de la serie ‘Última función’, pág. 77)
Casa de aire
De Francisco Cenamor
(Ed. AMARGORD, 2009)
Por María Jesús Silva
Francisco Cenamor nos presenta un poemario en el que los momentos y el tiempo cobran fuerza. Ellos son el hilo del que tira para poner voz a los instantes fotográficos en el que basa sus poemas. Los versos definen la instantánea de la miradas, los encuentros, las rupturas, la soledad... Secuencias de vida.
El poemario se divide en tres partes:
Casa de aire, golpes en sus diferentes formas, la caída, la humillación, el abandono, el perderlo todo, el vacío. Golpes duros a los que enfrentarse, difíciles de esquivar y penosos para afrontar.
Ríos de gente, los poemas marcan las horas en las que se va dividiendo el tiempo entre la mañana y la noche. Nos habla de la indigencia, la desolación, la enfermedad, el dejar atrás, el paso de un ‘momento’ para encontrar otro unido al movimiento humano. Espera, muerte, instantes de vida, amor.
Última función, cinco poemas describen cinco actos. Secuencias de sentimientos solitarios, lo que se siente en ese instante.
Las figuras retóricas que aparecen son, fundamentalmente, las de pensamiento.
La prosopografía, descripción de una persona en su aspecto exterior.
Ej: poema I (pág, 15)
La blusa rasgada.
las medias
por debajo
de las rodillas.
Sangre. (...)
La topografía, descripción de un lugar.
Ej: poema 5,54 p.m. (pág, 65)
Desde el tren
la ciudad está en movimiento.
Se percibe la oquedad de sus calles,
la quietud de los edificios al sol.
Las ventanas son pequeños ojos
que esconden grandes secretos. (...)
El retrato, descripción tanto moral como física.
Ej: poema XII (pág, 26)
Cuerpo encorvado,
mirada perdida.
Sale de tus labios
un extinto rumor
que nadie escucha.
El frío de una moneda
en la mano te despierta.
Gentes que pasan.
El epifonema, reflexión final sobre afirmaciones anteriores.
Ej: poema V (pág, 19)
No era tan fácil
llegar y escuchar
el silencio inmenso,
apretar las manos
contra
cuerpos helados.
No era tan fácil
llegar y no ser nada.
La anáfora, se sucede en varios poemas.
Ej: poema IV (pág, 18)
Caes,
como un plomo (...)
Caes,
inconsciente (...)
Ej: poema VII (ág, 21)
Tu casa,
un coche abandonado.
Tu casa,
un cajero automático, (...)
Tu nueva casa de aire (...)
La gradación, escalonamiento en diversos niveles. Crean así un climax para llegar a lo más alto.
Ej: poema XXVII (pág, 41)
Sentir en tu rostro
el agua fresca, (...)
Saltar
a la fuente. (...)
Correr
entre los aspersores (...)
Beber
El agua de lluvia, (...)
Sentarte
frente a la fuente.
mirar horas
y horas
y horas.
El poemario está cargado de elipsis, ‘espacios blancos’ donde sólo la imagen reflejada es la protagonista. El asíndeton también se percibe en estos versos.
Las imágenes metafóricas se muestran en la mayoría de los poemas, no hay sustitución de un término por otro, ambos coexisten.
Los tiempos verbales más utilizados son el presente y el infinitivo, lo que nos sitúa en la acción inmediata, lo que está sucediendo.
Dentro del estilo diría que son poemas dramáticos de contenido social.
Opinión personal:
La idea que percibo, por encima de otras muchas, es la soledad, el tremendo abandono por parte de personas, de objetos. La falta de manos para rescatarnos del bucle en el que caemos, sin saber cuándo, ni por qué, y que de repente un día ha cambiado todo lo anterior. Donde había una casa hay un cartón, donde un trabajo un transitar las calles en busca de limosna, donde amor golpes y despedidas... Imágenes de vidas que parece que nunca viviremos y, que sin embargo, podemos llegar a poseer. Todos somos candidatos al abandono y la soledad. Me impactan las imágenes duras que sostienen los versos casi sin nexos de unión y que se perciben como si las estuviéramos viendo en una película donde el decorado, el diálogo y la acción podrían ser el viaje de un día cualquiera. Me deja un poso triste, paseo por las calles y oigo la voz del poeta en cada esquina, en cada amanecer.
5 comentarios :
Soberbio comentario, y está mal que yo lo diga, ya lo sé.
iremos, fijo.
parece que Francisco Cenamor abre otra puerta, habrá que leer su propuesta, que si hacemos caso a los ejemplos,nos mostrará tonos diferentes
besos
Muy buen análisis, Ada.
Cenamor me parece un poeta de lo gráfico. Sus versos te abren los ojos a una realidad más cotidiana de lo que solemos pararnos a mirar. Las ciudades tienen otro lenguaje.
Un beso a los dos.
Me ha dejado quieta, fría, me ha intrigado, me ha hecho volver la cabeza, fijarme en los pequeños detalles que nos cuentan vidas completas, me ha emocionado...
Cenamor no te deja indiferente con su poesía.
Excelente tu comentario.
Besos, Ada
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