febrero 20, 2010

MÚSICA EN ÍTACA (5)




SABICAS

“En su infancia, a Agustín Castellón Campos (Pamplona, 1912 – Nueva York, 1990) le ponen un sobrenombre, Sabicas, por la glotonería con que come habas (“las habicas”) crudas. Ese golpe humorístico lleva el sello de la pobreza de su familia gitana, y el niño busca en la música un techo contra la penuria: pide al padre la guitarra flamenca que ve en un escaparate. A solas aprende a tocar el instrumento, y con once años da el primer concierto.
Al principio de la adolescencia gana el jornal en Madrid, en locales donde el arte es solamente un adorno del jaleo. Lo ha visto y retratado un testigo que describe el milagro musical del mocito en medio de la indiferencia de los clientes. “¿A qué aspira?”, pregunta el cronista. En España, únicamente los piojos son alegres en los divertidos años veinte, y el chico se conforma con llenar su plato.
(…)
¿Nos acordamos de él? En su tierra de origen, que es la mía, truenan la jota y las murgas futboleras. El orgullo racial no es capa leve. Entierran a Sabicas y un amigo echa al aire las cenizas del hermano Diego. Y debemos hojear enciclopedias o ir a Andalucía para que el nombre del guitarrista tenga todo su significado.

Fue en abril, el mes odiado por el poeta T.S. Eliot. Volví a pararme ante la casa del músico cuando él murió lejos de nuestro abandono”.

FRANCISCO JAVIER IRAZOKI
(Fragmentos del libro La nota rota; Hiperión, 2009)

3 comentarios :

Ángel Muñoz dijo...

que bueno, gracias ada, te gustó la expo, fuiste a verla.

Tesa Medina dijo...

Era un guitarrista maravillosos, aunque no sabía su historia, ni que era de Pamplona.

Los españoles tenemos tendencia a olvidar a los nuestros, qué pena. Somos creadores de arte, pero no consumidores. ¿Un problema de educación?

Sigo con sus rasgueos de fondo mientras me pongo al día de todo lo que has publicado.

Un abrazo, Ada

Mos dijo...

No sabía nada de este hombre y me ha encantado oír su guitarra y conocer un poco de su historia a través de ti.
Impresionante Irazoki con el libro "La nota rota".

Buena aportación, Ada.

Un abrazo de mos desde la orilla.