Tú eres Eva; aquella que alimenta la pérdida total; la imposeíble; tú eres Adán que hace nacer su rostro de dormido; poseso, imperturbable, inmóvil; al fondo de ti corren los hijos sin memoria; aquellos que no recuerdan su muerte voluptuosa y despiertan en el lugar del amor.
Tú eres Babel y Delfos; pitonisa de la primera confusión y del único desamparo; eres Leda y el cisne entrelazados más allá de tu nombre; eres el cuerpo que se resiste al gris.
Tu oficio es conjurar y exorcizar; contra ti las palabras y lo que queda del silencio.
Imagen: Torre de Babel, ESCHER
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