enero 03, 2013

El pasillo de los olvidados conserva el olor de la sal, el calor del sol extraviado en una ventana, la luz desteñida por una habitación. Es un teatro con escenas interminables donde todo acaba y vuelve a empezar. Desde las butacas se escuchan aplausos, risas, gritos, abucheos. La cortina se abre y de la habitación redonda saltan las sombras de los locos espantados, los pájaros ciegos desvanecidos con las alas cortadas. Se cierra la cortina y pasan la mitad de los días a oscuras.
MARÍA JESÚS SILVA

2 comentarios :

Baco dijo...

me inquietas, diablesa, mucho, a oscuras más

Anónimo dijo...

Maravillosa metáfora de la vida, del ir viviendo...