agosto 01, 2013





Nunca ha sido tan tarde a las cuatro menos cuarto como hoy. Cualquier futuro no será mejor y cualquier tiempo pasado no lo fue. Vivimos de soplos y quedamos suspendidos en el aire repleto de partículas de sal, aunque supongo que siempre ha sido así. Hay una alteración al amanecer, un movimiento de émbolo, como si anocheciera, donde extraños aullidos dañan el corazón. Una suerte de caos y hermosura. 
María Jesús Silva
Fotografía: María Jesús Silva

1 comentario :

Tesa Medina dijo...

La vida que fluye imperceptible si no fuera por pequeños momentos que nos conmueven, sobresaltan o nos provocan dolor.

Un hermosos texto, Mária

Besos,