Nunca ha sido tan tarde a las
cuatro menos cuarto como hoy. Cualquier futuro no será
mejor y cualquier tiempo pasado no lo fue. Vivimos de soplos y quedamos
suspendidos en el aire repleto de partículas de sal, aunque supongo que siempre
ha sido así. Hay una alteración al amanecer, un movimiento de émbolo, como si
anocheciera, donde extraños aullidos dañan el corazón. Una suerte de caos y
hermosura.
María Jesús Silva
Fotografía: María Jesús Silva
1 comentario :
La vida que fluye imperceptible si no fuera por pequeños momentos que nos conmueven, sobresaltan o nos provocan dolor.
Un hermosos texto, Mária
Besos,
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