La sentencia
Y cayó la palabra de piedra
sobre mi pecho, aún con vida.
No es nada, siempre supe que así sería,
sabré enfrentarlo de la mejor manera.
Son muchas las cosas que aún debo hacer:
acabar de matar la memoria,
procurar que mi alma se vuelva de piedra,
y aprender de nuevo a vivir.
Y si no... El cálido susurro del verano
semeja una fiesta en mi ventana abierta.
Hace tiempo ya lo había presentido:
este día radiante y esta casa vacía.
Anna Ajmátova
1 comentario :
Si es capaz de ver un día radiante, no está todo perdido. Hay que dejar que sol entre y ocupe parte de ese vacío.
Si hay algo de luz, hay esperanza.
Es un poema muy triste.
Muchos besos,
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