que un minuto podía
bastar, una mano
sobre un brazo, nunca imaginamos
que todo había terminado
en alguna parte, escrito quizá
en un libro que nunca habríamos de leer,
sobre todo si hablaba
de una mujer, de un hombre, de un jardín
LXVII
Me reconocerán
porque, aun muerto, tendré hierba bajo las uñas. El sabor de las glicinas en mi
carne. No sana el haber amado las palabras, mas prolonga el día en el cuenco de
los signos. Interrogar la mañana es vivir un poco. He vivido. A punto estuve,
alguna vez, de abrir el camino. He hablado en la noche. CLAUDE ESTEBAN
1 comentario :
No había leído nada de este poeta, pero lo que aquí nos muestras, me ha parecido muy hermoso.
He vivido, dice, no estaría mal que todos pudiéramos afirmar eso mismo al final del camino.
Muchos besos, Mária
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