junio 25, 2010



Para Tesa,

para su Nina.

Nina tenía el cielo en sus ojos

era tostada, una bola de caramelo.

Sabía nadar hasta el corazón

y decir ‘te quiero’ sin hablar.

Era modelo

lenta de caderas

coqueta,

posaba con el glamour de las grandes estrellas del cine.

La gustaba soñar en una manta

y enrollarse en la tibieza que luego ofrecía,

lamerse la melena

dejarse mimar.

Aficionada a la lectura,

a la meditación.

De silencios infinitos

y eternos arrullos.

Nina era Zen

Y a veces bailaba rock and roll.

María Jesús Silva

2 comentarios :

Tesa Medina dijo...

Es un poema precioso, que bien vale unas lagrimas de emoción. A Nina le hubiera gustado, porque yo le hablaba y le leía.

Era muy comunicativa, me seguía, me miraba esperando que le dijera alguna cosa. Siempre estaba donde yo estaba.

Parecía entender mis estados de ánimo, porque se adaptaba a ellos.

Si estaba melancólica se ponía mimosa, si triste, hacía el payaso, volteretas ya menos ágiles con sus 14 años y sus enfermedades, o posturas rarísimas que conseguían hacerme reír.

La echo mucho de menos, mucho, porque era muy especial

He tenido varios animales, hasta un caballo, pero Nina fue mi preferida.

Nos acabamos pareciendo, bueno, ella era más guapa y tenía unos increíbles y un poco bizquitos ojos azules.


Nina en catalán, es muñeca. La primera vez que la vi, supe que era una gata sólo con la manera que tenía de caminar y mirar.

Le dije, ven "nineta" y ella vino hacia mí sin miedo, era una bolita vainilla y chocolate que me miraba con dos trocitos de cielo.

Muchas gracias, Ada, por este poema y el recuerdo.

Un abrazo, y achuchón para Holy.

Qué paséis un buen verano.

chema barredo dijo...

hay poemas que se escriben con el corazón.
este parece que es uno de ellos.

¡¡buen verano!!