diciembre 20, 2011

OTRO NOCTURNO

La luna, como la esfera luminosa del reloj de un edificio público.
¡Faroles enfermos de ictericia! ¡Faroles con gorras de "apache", que fuman un cigarrillo en las esquinas!
¡Canto humilde y humillado de los mingitorios cansados de cantar! ¡Y silencio de las estrellas sobre el asfalto humedecido!
¿Por qué, a veces, sentimos una tristeza parecida a la de un par de medias tiradas en un rincón? Y ¿por qué, a veces, nos interesará tanto el partido de pelota que el eco de nuestros pasos juega en la pared?
Noches en las que nos disimulamos bajo la sombra de los árboles, de miedo de que las casas se despierten de pronto y nos vean pasar, y en las que el único consuelo es la seguridad de que nuestra cama nos espera, con las velas tendidas hacia un país mejor!

Oliverio Girondo

De Veinte poemas para ser leídos en un tranvía, antologado en Antología de la poesía hispanoamericana contemporánea, 1914-1970 (Alianza Editorial, Madrid, 1971).

1 comentario :

Tesa Medina dijo...

Es precioso el poema, y ¡quien no se ha sentido así alguna vez o muchas veces.

Me encanta esa manera poética de ver a las farolas de noche.

Un abrazo, Ada.

¡Feliz Solsticio de Invierno!