LENTO PROCESO
JOSÉ LUIS CANCHO
Editorial papelesmínimos
José Luis Cancho, nos
presenta una novela dividida en tres partes. En cada parte utiliza a un
narrador, para la primera parte, Luz de invierno, utiliza un narrador
observador en tercera persona, para la segunda parte, El regreso, utiliza un
narrador en segunda persona, y para la tercera parte, Lento proceso, un
narrador en primera persona. Estas tres formas narrativas se corresponden con
los ciclos por los que el protagonista va pasando. Se inicia la novela con el
viaje desde San Sebastián a Málaga, pensativo, rodeado de imágenes pasadas que
le persiguen y se interponen en cualquier acto que desea realizar, para llegar
a un hotel vacío, frente al mar, donde se recluye en una habitación y contempla
la playa desierta mientras reflexiona. Es ahí donde se va desvelando la novela,
el autor nos impone un presente para descubrir ese pasado de viajes, erotismo,
experiencias sexuales. Personas que se han colgado de su memoria y las puede
sentir y volver a tocar, porque están llenas de vida y caricias.
Se prevé que este viaje
será el detonante que le ayude a encontrar de nuevo las ganas de escribir, que
le libere de esa apatía de la que no puede salir. “El pasado es un lugar extraño. Allí
suceden las cosas de otra manera”. Y vamos pasando por ciudades y
países como Nicaragua, Managua, Grecia, Turquía, Marruecos, Toulouse. Allí
donde hubo encuentros amorosos entre lo maravilloso y lo nefasto. El autor hace
referencia también a diferentes autores, como Tanizaki, Werner Herzog, Janet
Frame, Dostoiewski.
La última parte nos
cuenta la historia actual y es donde quizá descubrimos al personaje tal y como
es, donde terminamos de conocerle, donde tenemos la excusa de ciertos
comportamientos, pensamientos, donde se muestra sin máscara.
Un fragmento:
“Y
se imaginaba a sí mismo como un superviviente, como un hombre que no se ataba
amorosamente a nadie que viajaba con un único libro y un cuaderno de notas, que
contemplaba a las mujeres con una curiosa mezcla de frialdad y de deseo, como
un hombre que aparecía y desaparecía siempre de forma inesperada, un hombre que
soñaba con escribir una obra breve pero esencial. Y al mismo tiempo se
despreciaba por poseer esa imagen adolescente y edulcorada de sí mismo. ¿Y no
habría algo intrínsecamente satisfactorio se preguntaba, en contradecirse, en
negarse a sí mismo?
Pasan
los días siente el hueco del tiempo, la nostalgia de la nieve.
Perderse,
desarraigarse.”
1 comentario :
Por lo que comentas de la novela y el fragmento que nos muestras, parece que el protagonista es un personaje anclado en la adolescencia.
Uno de esos hombres enamorados del concepto del amor, del deseo, de la épica, pero que se limitan a pasar por la vida sin tomar nunca las riendas, sin asumir compromisos que les espanta, lamentándose o justificándose.
Un beso,
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