A Jorge Riechmann
Hay personas, supuestamente inocuas,
cuya respiración
es su respuesta más violenta.
Vienen de miedos anteriores
cuando todo se sofocaba.
Su experiencia de libertad
es limitada y epidérmica.
Sólo en
contadas ocasiones
su dignidad,
inerme,
sobrevive.
Suelen tener un discreto
anhelo de
infinito
y, a la vez,
una tibia
conciencia de fracaso.
No son mero
excipiente inofensivo,
no lo son su
silencio
ni su
acostumbrada obediencia.
Podría dar algunos nombres,
aunque el rebaño crece
y su acre olor se extiende día a día;
pero está feo señalar.
Pongamos:
yo mismo.
José Pérez Carranque
1 comentario :
Pepe, este poema es una excelente radiografía de los que siempre buscan y quieren, y nunca encuentran porque, quizá, siempre miran más allá, incluso respirar parece que no te llega...podría ser yo.
Gracias, un beso
María jesús
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