junio 29, 2012


"...Lo que más me gusta de haber redescubierto a Led Zeppelin -y de escuchar a The Chemical Brothers y a The Bends- es que ya no pueden estar confortablemente acomodados en mi vida. Hoy mucho de lo que consumimos cuando nos hacemos mayores tiene que ver con acomodarse: tengo hijos, y vecinos, y una pareja que sería completamente feliz si no oyera otro riff de heavy metal ni otro golpe a ritmo de rock en su vida; tengo menos tiempo, menos tolerancia para los coñazos, más interés por el buen gusto, más confianza en mi propio juicio. La cultura con la que me rodeo es reflejo de mi personalidad y de las circunstancias de mi vida, que en parte es como debe de ser. Durante el aprendizaje de esto, sin embargo, hay cosas que se pierden, también, y una de las cosas que se perdieron -junto con el gusto por, no sé, los dramas de hospital sobre niños enfermos y el cine experimental- fue Jimmy Page. El ruido que hace ya no es lo que yo soy, aunque sigue siendo un ruido que merece escucharse; es también un recordatorio de que intentar crecer con inteligencia tiene un coste."

Nick Hornby
De su libro 31 Canciones, Anagrama 2004

junio 25, 2012



"Es verdad que en lo oscuro
hay esta confusión de ojos y de hojas
campanas dormidas y fuegos miedosos"
(Alejandra Pizarnik)

junio 17, 2012

Un juego

Hay días que al mirar para atrás aparece el relieve y espacio de todo lo que ha muerto. Los finales del todo inevitables, pero también los adioses no previstos ni invitados, repentinos algunos, otros lentos como un cuchillo indeciso y profundo, casi siempre sin ojos, porque así es el gesto del que desaparece. La mayoría son de rostros amados camino de otros signos o encerrados en un circular desaliento al que no cabe importunar porque también es un reto y un momento sagrado a la espera de algo.

Mirar hacia adelante con este sabor huérfano nos da la sensación de un recorrido por un sendero blanco y asistido de frío en el que al menos el juego distraído del aliento mientras atrapa formas con su vaho nos devuelve a ese intemporal contacto con el mundo de cuando fuimos niños, tal vez tan necesario para limpiar el pecho del camino sembrado con flores entre vidrios.

Mas el recuerdo sostenido en las manos de todo lo que fuimos un día incendia la conciencia de que aquello era también un juego, un juego por encima de la ira y el miedo, el rechazo, lo amargo, el engaño encontrado. De repente, nos sacude de ese interno diálogo aislante un recodo de sol que deslumbra los ojos para tomar aliento y atender hacia afuera todo lo inesperado. Sí, dejar de pensar y cerrar el pasado inevitable y viejo para sentir lo próximo, y saciarnos de aquello donde nada faltaba y estaba para hoy rodeándonos.

CARLOS MEDRANO
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(Otra versión, otra mirada, el mismo juego)

Un juego

Hay días que al mirar para atrás
aparece el relieve y espacio de todo lo
que ha muerto. Los finales del todo
inevitables, pero también los adioses no
previstos ni invitados, repentinos
algunos, otros lentos como un cuchillo
indeciso y profundo, casi siempre sin
ojos, porque así es el gesto del que
desaparece. La mayoría son de rostros
amados camino de otros signos o
encerrados en un circular desaliento al
que no cabe importunar porque
también es un reto y un
momento sagrado a la espera de algo.

Mirar hacia adelante con este sabor
huérfano nos da la sensación de un
recorrido por un sendero blanco y
asistido de frío en el que al menos el
juego distraído del aliento mientras
atrapa formas con su vaho nos devuelve
a ese intemporal contacto con el mundo
de cuando fuimos niños, tal
vez tan necesario para limpiar el pecho del
camino sembrado con flores entre
vidrios.

Mas el recuerdo sostenido en las manos
de todo lo que fuimos un día incendia la
conciencia de que aquello era también
un juego, un juego por encima de la ira
y el miedo, el rechazo, lo amargo, el
engaño encontrado. De repente, nos
sacude de ese interno diálogo aislante
un recodo de sol que deslumbra los ojos
para tomar aliento y atender hacia
afuera todo lo inesperado. Sí, dejar de
pensar y cerrar el pasado inevitable y
viejo para sentir lo próximo, y saciarnos
de aquello donde nada faltaba y estaba
para hoy rodeándonos.

CARLOS MEDRANO
Fotografía: María Jesús Silva

junio 14, 2012

La máquina de bebidas calientes
luce destellos verdes en
café sólo
largo de café
leche manchada.
Destellos rojos para bebidas frías
agua
soda
té con limón.
No hay cucharillas ni pajitas
no devuelve cambio
sólo precio exacto.
La observo desde una butaca
hasta donde llega la voz del conferenciante

“Los cometas son cuerpos frágiles, con una mezcla de sustancias duras.
Hay cometas con periodos orbitales cortos y otros largos.
Cuando los cometas se acercan al sol se calientan y los gases se evaporan.
Cuando se alejan se enfrían y se hielan.
Veru es rojo
Ascones verdinegro”.

MARÍA JESÚS SILVA

junio 11, 2012

Canto trigésimosegundo

Hará unos veinte días puse una rosa en un vaso
encima de la mesita que hay junto a la ventana.
Cuando me di cuenta de que todas las hojas
se habían marchitado y estaban a punto de caer
me senté frente al vaso
a ver morir la rosa.
Estuve un día y una noche esperando.
El primer pétalo cayó a las nueve de la mañana
y lo hizo en mis manos.

Nunca he estado junto a un lecho de muerte,
ni siquiera cuando murió mi madre.
Yo estaba de pie, lejos, al final de la calle.

TONINO GUERRA
(De La miel, 1981)

junio 03, 2012

El cineasta Oskar Alegría.




Opinión de Francisco Javier Irazoki sobre el cineasta (en El Cultural - El Mundo).
Disminuyen las subvenciones para los proyectos cinematográficos, pero el talento resiste. A varios festivales americanos y europeos llega La casa Emak Bakia, primer largometraje de Oskar Alegría. Un poeta del azar en la estela de Man Ray o José Luis Guerín. Todo lo hace sin las ataduras y protecciones de los equipos, y desde que conocí sus trabajos iniciales me cuesta tomarme completamente en serio a los cineastas ayudados por una muchedumbre de técnicos, sastres, escribanos, mozos de cuerda y servidores de café. Es probable que Oskar Alegría represente el relevo: una generación que aguce el ingenio tanto como la perseverancia y, en coyuntura de crisis económica, deba sustituir los efectos prodigiosos por las finanzas austeras y la creatividad. Aunque aún no ha cumplido los cuarenta años, Alegría acumula ya muchas experiencias de artista nómada. En París organizó un casting de párpados de mujeres. Estuvo esperando durante semanas, con paciencia de esteta, los instantes en que su cámara pudiese grabar algunos movimientos delicados de unas muchachas dormidas. También ha intentado plasmar las pesadillas de una piara de cerdos. Sus originales crónicas de viajes, los vídeos y las fotografías han confluido por fin en una obra extensa. El resultado es valioso. El pudor lo ampara contra los sentimentalismos; sabe unir con coherencia los materiales ofrecidos por la casualidad. En el fondo destaca la celebración de la vida. Después de ver las imágenes de su película, sentimos deseos de plantar un árbol.