diciembre 31, 2015




No te extrañe si cada mañana
despiertas con los pies cansados:
habrás estado toda la noche
caminando descalza por mis sueños.

Otomo No Yakamochi

diciembre 29, 2015

ALMACENAJE

Han requisado
las mantas, las
pistolas.
las pieles de castor
en los tambores,
las botas de marfil
y las palomas.

El hielo se quiebra
y queda curvo,
las esquinas pulidas
reveberan,
los sonidos agudos
prenden fuego.

Todo se guarda
debajo del paisaje,
la acción de respirar
cae en desuso,
descansa en el nogal
lo que retorna.

No mata lo que
no muere,
no hay líneas rectas,
el granero escondido
late en torno.

ESTHER RAMÓN
De su libro Caza con hurones  (Editorial Icaria)

diciembre 10, 2015

HE LEÍDO

 



La pirámide
Henning Mankell

Editorial Tusquets 2005

Este libro lo forman cinco relatos, son cinco casos que el detective Wallander, tendrá que resolver. Mankell, nos presenta al principio del libro a un policía que patrulla las calles y sueña con llegar a ser inspector. En su intento se lanza a intentar resolver un caso él solo y eso le lleva al hospital con una cuchillada que le deja al borde de la muerte. El autor nos va descubriendo en las páginas a un Wallander humano y entrañable, es un personaje con el que te encariñas a la vez que descubres los aspectos íntimos de su vida privada: la relación pésima con su mujer y lo que se desencadena,  y con su padre que nunca le perdonó que se hiciera policía y que se lo recrimina y le martiriza en cada ocasión que puede. Un padre por otro lado bastante alocado que se dedica a pintar el mismo tema en diferentes lienzos y que un día se va a Egipto a escalar una de las pirámides resultando detenido y teniendo que ir en su ayuda Wallander.
Mankell nos muestra a un hombre hermético, alejado de las relaciones, incluso con su hija a la que ve de tarde en tarde, de carácter melancólico, alguien que ya ha renunciado a la felicidad, aficionado a la ópera y con tendencia al sobrepeso.
El libro tiene diálogos sencillos sin grandes recursos literarios, pero quizá ahí radica su capacidad para enganchar al lector y pasar páginas sin descanso.

Un fragmento:

Cundo Wallander despertó, no sabía dónde se encontraba. Con los ojos abiertos, veía el cielo estrellado. Sintió frío y, cuando tanteó con las manos bajo su cuerpo tendido, sintió el asfalto. Entonces recordó lo ocurrido. Se incorporó y quedó sentado. Le dolía la mejilla izquierda, donde había recibido el golpe. Se tocó la dentadura con la lengua y notó que le faltaba una muela, justo la que le había empastado el dentista el día anterior. Se puso en pie con no poco esfuerzo. Le dolía la rodilla y la cabeza estaba a punto de estallarle. Miró a su alrededor pero, como era de esperar, el hombre había desaparecido.

diciembre 01, 2015

Resultado de imagen de ecuaciones de amor 

El grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido.Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido. Evoquemos una situación de lo más trivial: un hombre camina por la calle. De pronto, quiere recordar algo, pero el recuerdo se le escapa. En ese momento, mecánicamente, afloja el paso. Por el contrario, alguien que intenta olvidar un incidente penoso que acaba de ocurrirle acelera el paso sin darse cuenta, como si quisiera alejarse rápido de lo que, en el tiempo, se encuentra aún demasiado cercano a él. En la matemática existencial, esta experiencia adquiere la forma de dos ecuaciones elementales: el grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido.

Fragmento de La Lentitud  
Milan Kundera