febrero 26, 2011

HE LEÍDO

EN EL FÚTBOL TAMBIÉN HAY POESÍA
Los escritores se ponen las botas

Sergi Doria
ABC, 20060604

Shakespeare ya hablaba de «football» en «La comedia de los errores». Veinticinco escritores descubrieron que la tierra es redonda porque se parece a un balón. No todos son Nobeles, pero dicen del fútbol palabras mayores.
Para empezar, Albert Camus. Premio Nobel de 1957, no se sintió extranjero en el estadio. En el luminoso Argel jugaba de guardameta y su abuela vigilaba el desgaste de sus zapatos. Para no recibir una tunda por cargarse las suelas correteando, optó por la portería. «Aguantaba el disparo del delantero sin moverse de su sitio hasta el último segundo. Clavado en la hierba y sin inmutarse, sorprendía a los delanteros rivales por su sangre fría», explica Jorge O. Pérez.
El arquero futbolístico, tan literario como un arquero de friso persa. En la final de la Copa de España de 1928, el Barcelona disputó en Santander un partido dramático con la Real Sociedad. Su portero húngaro, Franz Platko, recibe un golpe en la cabeza que le deja exánime... Reparece luego con un aparatoso vendaje en la ensangrentada testa. Aguanta las embestidas donostiarras con serenidad de gigante e inspira una Oda a Alberti: «Nadie se olvida, Platko/ no, nadie, nadie, nadie,/ oso rubio de Hungría...» El futbolista como héroe se reencarna en Maradona: «Aquel gol que le hizo a los ingleses, con la ayuda de la mano divina, es por ahora la única prueba fiable de la existencia de Dios», proclama Mario Benedetti. La magia de Cruyff y la «naranja mecánica» en el Mundial del 74 apasiona a la feminista François Giroud: «Era soberbio, como todas las demostraciones donde se conjugan el dominio del cuerpo y del espíritu...»
Más escritores que se pusieron las botas... Miguel Hernández jugaba de extremo y le llamaban el «Barbacha» (caracol pequeño), porque era lento corriendo la banda. El portero del Orihuela, Lolo, le inspiró la «Elegía del guardameta»: «Te sorprendió el fotógrafo el momento/ más bello de tu historia/ deportiva, tumbándote en el viento/ para evitar la victoria/ y un ventalle de palma te aireó la gloria.» También jugó de portero Nabókov, posición adecuada a su espíritu independiente. En «Habla memoria» describe un campo embarrado de Cambridge: «El balón tan resbaladizo como un budín de ciruela, y mi cabeza despistada por la neuralgia, tras una noche de versificación....»
Otro Miguel, Delibes, jugó al fútbol 34 años. Simpatizante del Real Valladolid, disputó los últimos partidos de su carrera, de los 35 a los 45 años, como portero del Sedano FC. Como jugador de campo, dice que le sobró «un respeto excesivo a la defensa contraria» y siempre se preguntó «por qué los árbitros son más tolerantes con los defensas que con los delanteros».
García Márquiez comprobó que era un hincha el día en que perdió el sentido del ridículo y Vázquez Montalbán metió a su detective Carvalho a investigar por qué «el delantero fue asesinado al atardecer». Jugar al fútbol es jugarse la vida. El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribe que «el árbitro es arbitrario por definición».
La vida es «ansí» y el fútbol es así. A veces despierta demonios familiares: Günter Grass sintió el resurgir de una Alemania apagada por la derrota cuando su selección vence a la de Hungría en la Copa del Mundo de 1954. Hincha del Arsenal, Nick Hornby tiene una pesadilla: su hijo decide ser del Tottenham. Ernesto Sábato reconoció que lo único que quería llevarse de Rosario «era una camiseta del Rosario Central». Vargas Llosa prefiere idolatrar a un futbolista que a un militar.
No todo son loores: Umberto Eco no odia el fútbol, pero abomina del forofismo: «Yo abrigo por los hinchas los mismos sentimientos que un partido ultranacionalista o la Liga Lombarda abrigan por los inmigrantes: No soy racista, con tal de que se queden en su casa». Si la Cibeles y Canaletas hablaran...

El siguiente poema de Alberti, está dedicado al arquero húngaro Franz Platko quien atajando en el partido de Santander contra la Real Sociedad en la final de la Copa de España de 1928 recibe un fuerte golpe en la cabeza. Pese a eso, logra terminar el partido con un importante vendaje y, más aún, con gran altura.


AL GRAN OSO RUBIO DE HUNGRÍA

Ni el mar,
Que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia, ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
Rubio Platko de sangre,
Guardameta en polvo,
Pararrayos.
No, nadie, nadie, nadie,
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
Rubio Platko tronchado,
Tigre ardiente en la hierba de otro país,
¡ Tú, llave, Platko, tú llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!
No, nadie, nadie, nadie,
Nadie se olvida, Platko
Volvió su espalda el cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas, sin viento
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por tu sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No, nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza
Fue tu vuelta.
Azul heroico y grana
mando el aire en las venas
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin
plumas, encalaron la hierba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
!Y todo por ti Platko,
rubio Platko de Hungría!
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie, se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
!Oh Platko, Platko, Platko
tú tan lejos de Hungría!
¿Que mar hubiera sido capaz de no llorarte?
Nadie, nadie se olvida,
no nadie, nadie, nadie.

Rafael Alberti

febrero 23, 2011

MÚSICA EN ÍTACA (21)





LUDWIG VAN BEETHOVEN

“El abuelo belga, cantante y director de la orquesta de cámara de la corte, y el padre tenor imponen los pentagramas; éste y una abuela se abandonan a la desmesura etílica. El niño es excesivamente serio para su corta edad, y entristece al enfrentarse a las debilidades de un progenitor que se escuda en cualquier rigorismo. Entiendo bien la frase del Beethoven adulto: “No reconozco en ningún hombre otro signo de superioridad que la bondad. Allí donde la encuentro está mi hogar”.

(…)

Los historiadores consideran a Beethoven el mejor pianista de su tiempo. Lo mismo opina un chambelán que le costea los viajes a Viena y los cursos impartidos por Wolfgang Amadeus Mozart y Joseph Haydn. No obstante, al joven no le resulta fácil el trato con el esquivo Mozart o el paternalista Haydn, y las tres cimas del clasicismo se ignoran con orgullo. Como Ludwig ha estudiado literatura en la universidad de Bonn, busca el diálogo con Johann Wolfgang Goethe. Recibe otro desplante, y pienso que en las manos de Beethoven la decepción es buena afiladora de palabras: “A Goethe le gusta demasiado el aire de la corte. Más de lo que conviene a un poeta”.

(…)

Los síntomas iniciales de la sordera de Beethoven se manifiestan cuando el músico tiene sólo veintiséis años. Cada nuevo día es un ladrillo del muro que le dificulta la comunicación. Pero en ese aislamiento se refuerzan las libertades artísticas y se produce la emancipación revolucionaria. Sobre todo al final, en el periodo de los Cuartetos de cuerda, una etapa que Victor Hugo acierta a definir: “Parece que vemos a un dios ciego crear soles”.

(…)

Ludwig van Beethoven muere de una cirrosis tuberculosa. Si miro la reproducción del testamento redactado con caligrafía de insurgente, veo el fondo de su música.


FRANCISCO JAVIER IRAZOKI
(Fragmentos del libro La nota rota; Hiperión, 2009)

febrero 21, 2011



Mi cazador de libélulas
¿hasta dónde se me había extraviado hoy?

Chyo-Ni

febrero 19, 2011



TODOS LOS LUGARES DEL MUNDO CON EL PASO DEL TIEMPO ACABAN PERDIENDO CENTÍMETROS
Todos los lugares del mundo
con el paso del tiempo
acaban perdiendo centímetros.
Quizás sea por eso
por lo que he dejado de creer en el futuro.
Sin embargo, aunque resulte paradójico,
cada mañana abro los ojos
no se me ocurre mejor plan para un cínico
que serle infiel al presente con su mayor enemigo.
Está claro que no soy como la mayoría de las personas,
yo nunca confundo los tiempos verbales,
ni me limito sólo a conjugarlos,
llevo años dedicada a estudiar cada una de sus necesidades.
SONIA FIDES

Imagen: La importancia del tiempo verbal

febrero 14, 2011



Indiferencia


En la pared de mi casa hay colgada una hoja
parte de un árbol.
Su rostro semeja agujeros en forma de puzzle
laberintos.
Los bordes afilados amputan trozos de carne enferma
savia muerta.
Castigo a un corazón cobarde
agonía.
Boca silenciada, ojos que preguntan
frío.
Tiempo en espera de futuro
súcubo
mentiras.
MARÍA JESÚS SILVA

febrero 11, 2011

MÚSICA EN ÍTACA (20)






JACO PASTORIUS

Su padre, floridano, es percusionista y cantante de jazz, y John Francis Pastorius (Norristown, Pensilvania, 1951 – Miami, 1987) empieza la infancia escuchando ese tipo de música.
La rotura de un brazo durante un partido de fútbol aumenta su interés por los instrumentos musicales. Deja a un lado las baquetas de la batería, y aprende a tocar el saxo y la guitarra. Funda grupos de rhythm’n blues y rock, los estilos que mejor cuadran con su adolescencia rebelde. Las demás aficiones consisten en robar vehículos, pasar las noches al raso, pelearse con bulla. Cualquier error que haga pedazos el tedio que le causa el Florida paterno.
Termina la adolescencia en un quirófano. Le corrigen el brazo mal curado, e inmediatamente se esfuerza por dominar la técnica del bajo eléctrico. Está dotado como pocos. Hasta tal punto que, cuando Jaco Pastorius tiene dieciocho años, nada menos que Jimi Hendrix desea contratarlo. Para su sorpresa, la estrella recibe una respuesta negativa. ¿Por qué? “Porque no soy más que un perro errante”, dice el joven. Es probable que en esa contestación haya menos modestia que soledad airada.

(…)

Jaco Pastorius muere sin haber cumplido los treinta y seis años. Quiere colarse de rondón en un bar de Miami y es retenido por los vigilantes del local. Le propinan una paliza y lo dejan inconsciente sobre el pavimento. Se apaga muy despacio en el hospital. La muerte es lenta, pesada en el movimiento, ante su vida tan ligera.


FRANCISCO JAVIER IRAZOKI
(Fragmentos del libro La nota rota; Hiperión, 2009)

febrero 08, 2011

LOS ESCRITORES Y EL CUESTIONARIO PROUST: ANDRÉS PORTILLO (25)


-¿Cuál es para ti la mayor desgracia?

Ver sufrir a los míos.

-¿Dónde te gustaría vivir?

Depende del día. Hoy, en París con sol. Siempre con sol.

-¿Cuál es para ti la alegría terrenal más perfecta?

Compartir unas cervezas, un plato de jamón y muchas risas con mi familia y mis amigos.

-¿Qué fallo perdonas más fácilmente?

Creo que cualquiera que se cometa sin mala intención.

-Tu héroe de ficción preferido.

El Cyrano de Edmond Rostand.

-Tu personaje histórico preferido.

Leonardo Da Vinci.

-Tu heroína real preferida.

Cualquier mujer que entrega su vida para intentar mejorar la de los demás. O sea, casi todas las madres y casi todas las abuelas.

-Tu pintor favorito.

Dalí.

-Tu compositor preferido.

Para la noche Leonard Cohen, para el día “Robe” Iniesta de Extremoduro y para el cine Jonh Barry.

-¿Qué cualidad aprecias más en un hombre?

La inteligencia.

-¿Qué cualidad aprecias más en una mujer?

La inteligencia y un buen puñado de curvas.

-Tu virtud preferida.

El respeto, la generosidad y la predisposición a perdonar.

-Tu actividad preferida.

Jugar, cantar, leer y dibujar con mi hija. Sentarme a ver una puesta de sol.

-¿Quién o qué te hubiera gustado ser?

George Clooney con mi cerebro. Bueno, mejor con su cerebro…

-La característica principal de tu carácter?

Una prudencia bastante temeraria.

-¿Qué aprecias más de los amigos?

Los abrazos y las risas.

-Tu mayor fallo.

Soy peligrosamente despistado.

-Tu sueño de felicidad.

Viajar con ella agarrada de mi brazo.

-¿Qué te gustaría ser?

A veces siento envidia del Hombre Invisible.

-Tu color favorito.

Para vestir el negro, para todo lo demás el rojo.

-Tu flor favorita.

La que guardamos entre las páginas de un libro.

-Tu pájaro favorito.

“La Urracas Parlanchinas”.

-Tu escritor favorito.

Depende del día, casi siempre Carver.

-Tu poeta favorito.

Lorca y Miguel Hernández. Durante esta última semana, Gsús Bonilla.

-¿Qué aborreces por encima de todo?

La soberbia, la envidia, la intolerancia y la mala educación.

-¿Qué figuras históricas aborreces más?

Casi todas las que tuvieron bigote.

-¿Qué reformas admiras más?

Cualquiera que no tenga que ver con cambiar el suelo de mi casa.

-¿Qué don natural te gustaría poseer?

Todos los que se me acurren tienen que ver con el sexo.

-¿Cómo te gustaría morir?

Agotado de vivir.

-Tu actual estado de ánimo.

Expectante, ilusionado y moderadamente optimista.

-Tu lema.

Me gusta una frase de Antonio Soler de su libro “El camino de los ingleses”

"No podemos renunciar a nuestros sueños, porque nuestros sueños somos nosotros. Sólo somos eso".

febrero 07, 2011



PUTA POESÍA [Edición Ferrán Fernández]

Puta Poesía es una modesta forma de solidaridad con las prostitutas y en particular con Hetaira, el colectivo que más se ha significado en la lucha por la dignidad y los derechos de estas mujeres y al que Luces de Gálibo donará la totalidad de los beneficios que obtenga por la venta de este libro y los autores y autoras ceden sus derechos.
Ochenta y un poetas participan con sus obras en esta compilación a requerimiento del editor Ferrán Fernández o de otros poetas que se hicieron eco del proyecto y contribuyeron a su difusión.
La mayor parte de los poemas que aparecen en estas páginas son inéditos y en ellos la presencia de la prostitución unas veces es central y otras, apenas tangencial.
Del mismo modo, su tratamiento es muy diverso, como diversa es la visión que tiene nuestra sociedad del tópicamente considerado oficio más viejo del mundo.



EDITORIAL: Luces de Gálibo
ISBN: 978-84-937302-8-4
AÑO: 2011
PRECIO: 15 €


VVAA: Ada Menéndez, Agustín Calvo Galán, Agustín Gutiérrez, Alejandro Céspedes, Alejandro Robles, Ana Patricia Santaella, Andrés Salom, Ángel Muñoz Rodríguez, Ángel Rodríguez, Antonio Blanco, Antonio García Villarán, Antonio Linares Familiar, Antonio Luque, Antonio Muñoz Quintana, Camilo de Ory, Concha García, Cristián Gómez Olivares, Cristina Daneri, Daniel Fernández, Dante Medina, David Franco Monthiel, David González, David Leo García, Eduardo Chirinos, Enrique Cabezón, Enrique Falcón, Enrique Villagrasa, Escandar Algeet, Estel Juliá, Esther Carboni, Francisco Cenamor, Gracia Iglesias, Gracia Marín, Gsús Bonilla, Hasier Larretxea, Indio Zammit, Isabel Bono, Isabel Pérez Montalban, Jaime Fernández Muñoz, Javier Gato, Javier Seco, José Ángel Hernández, José Blanco, José Luís Campal, José Luís González Cáceres, José Luís González Vera, José Luís Ocaña Miranda, José Luís Rey, José Manuel Camacho, José María Cumbreño, José María García Marín, Juan Carlos Elijas, Juan González Soto, Juan Pardo Vidal, Julio Mas Alcaraz, Karmelo C. Iribarren, Kebran, Kepa Murua, Magda Guillén, María Eloy García, María Jesús Silva, Mario M. Ruiz, Nacho Montoto, Nuria Mezquita, Nuria Ruiz de Viñaspre, Pablo Casares, Pablo del Barco, Pilar Barranco, Rafael Muñoz Zayas, Rafael José Díaz, Raúl Ramírez, Rodrigo Galarza, Roger Wolfe, Saray Pavón, Sergio R. Franco, Sonia San Román, Tomás Camacho, Txus García, Verónica Aranda, Vicente Muñoz Álvarez, Yolanda Ortiz.

febrero 06, 2011

UN POEMA DE SOPHIA DE MELLO


ELEGÍA

Aprende
a no esperar por ti pues no te encontrarás

en el instante de decir sí al destino
incierta te detuviste enmudecida
y los océanos después sin prisa te rodearon

a eso llamaste Orfeo Eurídice-
incesante intensa la lira vibraba al lado
del desfilar real de tus días
nunca se distingue bien lo vivido de lo no vivido
el encuentro del fracaso-
quién se acuerda del fino escurrir de la arena en el reloj
cuando se alza el canto
por eso la memoria sedienta quiere venir a la superficie
en busca de la parte con la que no diste
en el ronco instante de la noche más callada
o en el secreto jardín a orillas del río
en junio

SOPHIA DE MELLO

Versión de Diana Bellessi

febrero 04, 2011



En el tercero de sus cuartetos, “The dry Sahages”, T. S. Eliot escribe:

"Tuvimos la experiencia pero perdimos el sentido.
Y acercarse al sentido restaura la experiencia ".

Imagen: El sentido de la vida de Marcelo Mosqueira

febrero 01, 2011

HE LEÍDO



UNA CUESTIÓN PERSONAL de KENZABURO Oé. Es una novela cruel con una extraña violencia interior. Cuenta la historia de un profesor de inglés abrumado por las rutinas de un Japón del que quiere escapar. Su sueño secreto, por el que resiste, es viajar a África, donde cree que su vida renacerá llena de sentido. Su vida da un giro de ciento ochenta grados cuando su esposa da a luz un monstruoso bebé, condenado a una muerte inminente o a una vida vegetal.

La historia narra los tres días y tres noches que suceden a este hecho, donde el protagonista se arrastra hacia un abismo interior, un descenso a los infiernos, donde el alcohol, la vergüenza y la humillación le harán preguntarse si aceptar la carga de un hijo anormal renunciando a su sueño, o desembarazarse del bebé.
" Mientras avanzaba por un callejón estrecho y semejante a una grieta, que se abría entre un restaurante coreano y un bar, Bird se preguntaba si ese laberinto tendría salida secreta. Según el mapa que le dibujara su amigo, acababa de entrar en un callejón sin salida y en forma de estómago, un estómago con el duodeno obstruido.(...) En la parte más estrecha del callejón, Bird se cruzó con una chica japonesa. Olfateó la fragancia del cabello recién peinado y vio la palidez enfermiza de su cuello. Se abstuvo de dirigirle la palabra.


Cuando abandonó el callejón, la luz brillante del sol le dio en plena cara. Corrió como un fugitivo sudando a chorros hacia el coche que estaba en el aparcamiento de una tienda. A la hora más calurosa del día, Bird era el único hombre que corría en toda la ciudad"