julio 13, 2011

15

Queda el infeliz bajo la luz sin daño,
queda la bondad junto a la inconsciente belleza de los débiles,
esparcidos en la mesa quedan los retratos de familia, quedan los balnearios solitarios,
quedan los delfines muertos en las playas, el viento vuelca los jarrones en las lápidas,
queda noviembre solo, nadie recibe cartas, nadie llamará ya nunca por teléfono,
el loco abre la ventana, salta, el solitario abre la nevera, come,
los ancianos se congregan en los parques, los arquitectos proyectan otros barrios,
la muerte anda viva entre nosotros, los trenes parten a su hora,
el policía se recorta los bigotes, el juez hipoteca otra vivienda,
las corbatas se aprietan a los cuellos, se enroscan en su nido las culebras,
el cónsul envía un memorandum, el delator exige recompensa,
los periódicos publican desmentidos, el granjero poda los manzanos,
el poeta escribe su haikú, el muchacho se pinta las pestañas,
el notario recurre al cura, padre mi mujer me engaña,
los días se suceden invariables, ayer es un barranco helado,
la juventud termina, ahora resistir es ser mortales.

JUAN CARLOS MESTRE
de su libro LA TUMBA DE KEATS (Hiperión 1999)

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