febrero 18, 2016





No tengo hambre
─me dices─
mientras te comes una cereza.
Mi boca se esponja 
y te beso.
La lengua atrapa el hueso
lo esconde entre los dientes
lo encierra en la oquedad de la mejilla.
Los labios pegajosos
bajan por el cuello
zurciendo de almíbar la piel
regresan lamiendo mi oreja.
Tampoco tengo sed
─me susurras─
pero bebería el vino
que se escarcha
debajo de tu ombligo.

María Jesús Silva
del libro Arquitectura de la piel
Fotografía Clara Quintana Silva (dentro del libro Arquitectura de la piel)

2 comentarios :

Mi nombre es Mucha dijo...

Bello intenso y sensual tus palabras que hacen verso

Tesa Medina dijo...

Me encanta cuando pones tus poemas, MMária.

Estos versos me parecen muy hermosos, jugosos y crujientes.

Qué maravilla...

...el vino
que se escarcha
debajo de tu ombligo.

Un abrazo,