diciembre 20, 2009

MÚSICA EN ÍTACA (1)

CHET BAKER

“Se mete entonces en el abismo de los estupefacientes, una sima que ya había acogido a los principales jazzmen de la época: Charlie Parker, John Coltrane, Miles Davis… La morfina y la heroína adormecen sus ingenios. Parker sucumbe, Davis renace y Coltrane opta por el misticismo mientras Chet Baker debe comerciar para costearse su calvario. Conoce varias cárceles americanas, inglesas e italianas. Lo peor le ocurre en los años sesenta. Se pelea con unos narcotraficantes que le rompen los dientes. Adicto, en la indigencia, pasa aproximadamente una década sin poder tocar la trompeta. La intervención amistosa de Dizzy Gillespie, que lo ayuda a desintoxicarse, es vital en medio de tantas historias sórdidas. Se coloca una dentadura postiza y regresa a los escenarios de las pequeñas salas europeas. El público lo apoya incluso si decide interpretar temas navideños en el disco Silent nights. Hay quienes aseguran que ha perdido el fulgor de los mejores tiempos, pero las grabaciones recogen una angustia perezosa que se arrastra en los compases y resume bien la biografía del músico. Da la impresión de que escuchamos al hermano blanco de Billie Holiday. No en vano edita un álbum que se titula Chet is black!”

FRANCISCO JAVIER IRAZOKI
(Fragmento del libro La nota rota; Hiperión, 2009)

2 comentarios :

Ana dijo...

Irazoki es grande. Es capaz de prestarle poesía incluso a la misma música.

Anónimo dijo...

Zoki, nos acerca lo sublime para hacernos disfrutar de su prosa y de la sus amados músicos. Y cuando algo produce placer es una gozada, por todo ello, GRACIAS, JAVIER.