marzo 31, 2010



…y entonces

las palabras caen en el vacío, como si nunca hubiesen

sido pensadas.

Nuno Júdice

Las manos que me atan

sujetan el silencio

del que intento escapar

mientras me ahoga.


Las palabras se agolpan

en la voz

y huye la mirada

olvidando una sílaba.


Las manos gordas

se apoyan en la oración imperativa

y tachan una elipsis a pie de página

que rescató la memoria.


Gramática descabalada.


Se tuercen los renglones.

Se caen las frases.

Puntos suspensivos.


María Jesús Silva

Imagen: Los renglones torcidos de Dios, de Cesasol VG.

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