LOS FORZADOS
A fuerza de dejar por cualquier lado el látigo de mimbre,
e irlo cambiando de lugar terminó
rodeando su cintura y arqueando su espalda.
A fuerza de comprar cómics de Gwendoline,
y frecuentar sex-shops y alguna ferretería
se dejó encadenar muñecas y tobillos.
A fuerza. de escuchar
nuestras voces grabadas en cintas de noventa,
permitió que una venda le apagara los ojos.
A fuerza de ocultar las cadenas, los látigos,
la venda en el cajón, de la mesilla. de noche,
provocó que pidiera. todos los días ámame.
Y a la fuerza cambiamos los papeles.
KYYOKO TAKAMURA
De su poemario SIM
Imagen: sakkarah.blogia.com
2 comentarios :
Será porque me tira mucho lo oriental, pero me ha gustado mucho la manera en la que está estructurado este poema de amor, que al principio no lo parece.
Te debo un descubrimiento más.
Un abrazo, Ada
Tesa, te recomiendo su lectura es un huracán de sentimientos y de sensaciones para vivir.
Besos
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