febrero 13, 2009

EDUARDO MOGA

Poema XIV


Te esperaba en el alambre del día, comiendo latidos,
sofocando el grito de los huesos. A veces, sin embargo,
cuando las poleas levantaban relámpagos y la noche sabía a
almacén, callaba. Recordaba entonces las cosas pequeñas:
la luna húmeda que encendía nuestros pasos junto al muelle
o las palmeras amarillas de Tozeur o aquel lento cometa,
sobre los montes caudalosos, a cuyo paso imaginamos la
vejez. Te esperaba, deshabitado, acariciando el tiempo.

Ahora que se ha endurecido tu imagen, no sé dónde guardas
el pan, dónde los quicios, las rodillas familiares, los ídolos
de tu olor; he olvidado cuándo regresarán tus manos. Aquí,
mientras tanto, ascensores, transeúntes, horas que escupen
lágrimas.

Te esperaba. Hablábamos de cosas sencillas. E ingería la
ropa, los pezones, tu mínima tos. Después salíamos a cenar
como si nos hubiera amenazado un ángel.


De su libro: El corazón, la nada.



Eduardo Moga (Barcelona, 1962). Ha publicado los poemarios Ángel mortal (1994), La luz oída («Premio Adonáis», 1995), El barro en la mirada (1998), Unánime fuego (1999; 2ª edición en 2007); El corazón, la nada (1999), La montaña hendida (2002), Las horas y los labios (2003), Soliloquio para dos (2006; 2ª edición), Los haikús del tren (2007), Cuerpo sin mí (2007) y Seis sextinas soeces (2008).

Ha traducido a Frank O’Hara, Évariste Parny, Charles Bukowski, Ramon Llull, Carl Sandburg, Richard Aldington, Tess Gallagher, Arthur Rimbaud, Billy Collins y William Faulkner.

Practica la crítica literaria en «Letras Libres», «Revista de Libros» y «Turia», entre otros medios. Es responsable de las antologías Los versos satíricos (2001) y Poesía pasión. Doce jóvenes poetas españoles (2004). También lo ha hecho en Lateral, Ínsula, Quimera y El Pou de Lletres (en lengua catalana).

Ha publicado los compendios de ensayos De asuntos literarios (2004) y Lecturas nómadas (2007).


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