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Un poema:
No hay más ruta hacia tu
cuerpo tendido
que el silencio.
Silencio que sólo yo emano
en posición e intensidad suficientes
para alcanzarte.
Estás tan cerca de mí
que atrono de forma
inconfundible:
invoco cada tallo de hierba
e imploro la caricia final
en tu piel.
Y sucede que mi deseo es cumplido,
que tu abrazo es tan
limpio de intenciones
que yo, bajo mi losa de tierra,
puedo percibirlo sin dificultad.
Sucede que un mar
de hierba
te ama por última vez.
Es mi nombre que recoge
tu nombre.
ALBER VÁZQUEZ
Poema incluido en Mi nombre que recoge tu nombre (500 Ediciones; 2008).
Un poema:
No hay más ruta hacia tu
cuerpo tendido
que el silencio.
Silencio que sólo yo emano
en posición e intensidad suficientes
para alcanzarte.
Estás tan cerca de mí
que atrono de forma
inconfundible:
invoco cada tallo de hierba
e imploro la caricia final
en tu piel.
Y sucede que mi deseo es cumplido,
que tu abrazo es tan
limpio de intenciones
que yo, bajo mi losa de tierra,
puedo percibirlo sin dificultad.
Sucede que un mar
de hierba
te ama por última vez.
Es mi nombre que recoge
tu nombre.
ALBER VÁZQUEZ
Poema incluido en Mi nombre que recoge tu nombre (500 Ediciones; 2008).
Foto: librodenotas.com
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