febrero 15, 2009

Eliseo Subiela y El lado oscuro del corazón


Oliverio, un poeta bohemio, recorre Buenos Aires con sus amigos, acosado por la muerte, buscando a una mujer capaz de "volar". Los textos de Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo, intercalados con gusto, lo hacen un film lleno de emociones, intenso y liberador.
En el transcurso de la película, la poesía se ve entremezclada con la idea del amor y de la muerte, con el dolor y la conciencia.

Esta escena es una de las que a mí más me gusta, la metáfora de arrancarse el corazón para entregarlo me parece bellisima.

El poema que dejo aparece durante toda la película, los versos se dejan caer en diferentes escenas y es un recurrente constante del protagonista.

NO SE ME IMPORTA UN PITO...

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo.



3 comentarios :

Baco dijo...

Jo, ni hecho a medida. Menudo peliculón. A recomendar. Y
las otras dos de Subiela también. Eso sí, con calma.

Tesa Medina dijo...

Adoro esta película, la vi cuando la estrenaron en Barcelona, hace mucho tiempo en lo que entonces se llamaba "sesión golfa", o sea películas que no eran muy comerciales y que las ponían a la una de la noche.

A los diez minutos de proyección hubo gente que se fue, imagino que pensaron que era una película de sexo y no de seso,de poesía y de amor...

Los que nos quedamos disfrutamos mucho, seguro que nadie la ha olvidado.

Un abrazo,

María Jesús Siva dijo...

Desde luego Baco, Subiela es con calma y sin pausa, para repetir y repetir muchas tardes.

Tesa suele ocurrir con Subiela que a la gente no le gusta a la primera y a veces a la segunda tampoco. De todas formas creo que hay directores que no son para todos, quizá por la forma de contarnos una historia, por lo que cuentan, por ese mundo fictício que crean... Subiela puede ser uno,a mi me gusta muchísimo.
Besos