febrero 09, 2009

La invención de la soledad, Paul Auster

Fragmento:

Van Gogh a su hermano: "Esta vez se trata sólo de mi dormitorio... La visión del cuadro debe hacer descansar la mente o, más bien, la imaginación...


Las paredes son violetas claro, el suelo de baldosas rojas.


La madera de la cama y de las sillas es del color amarillo de la mantequilla fresca, la sábana y las almohadas de un verde limón muy claro.


El cubrecama escarlata, la ventana verde.


La mesa de tocador naranja, la jofaina azul.


Las puertas lilas.


Y eso es todo, en esta habitación con las persianas cerradas no hay nada..."



Sin embargo, al examinar el cuadro con atención, A. no pudo evitar sentir que Van Gogh había creado algo muy distinto de lo que se proponía. Mientras intentaba penetrar en la habitación del lienzo, comenzó a verla como una prisión, un espacio imposible, una imagen no ya del lugar donde vivir, sino del espíritu forzado a residir en ella. Si se observa con atención se ve que la cama bloquea la puerta, las persianas están cerradas, no se puede entrar; y una vez dentro, es imposible salir. Cautivo entre los muebles y los objetos cotidianos de la habitación, uno comienza a oír un gemido de sufrimiento en el cuadro y una vez que se escucha por primera vez resulta imposible detenerlo. El hombre del cuadro ha estado demasiado tiempo solo, y ha luchado demasiado en las profundidades de su soledad. El mundo acaba ante esta puerta-barricada, pues la habitación no es una representación de la soledad, sino su misma sustancia.
"Y eso es todo, en esta habitación con las persianas cerradas no hay nada..."
Observando esta pintura, yo nunca había sentido la sensación de opresión. Después de leer a Paul Auster vuelvo a la pintura y de alguna forma oigo ese gemido, siento la soledad.

4 comentarios :

Anónimo dijo...

Qué reflejo de la angustia humana.

Besos. EVA

María Jesús Siva dijo...

Las miradas, esas que se nos suelen clavar y en un segundo entendemos, nos colamos por los ojos y en la brevedad de un momento nos ponemos más allá de la piel.
Besos.

Tesa Medina dijo...

Es cierto, Ada, nunca me había fijado, lo tenía por uno de los cuadros alegres del autor.

Cómo pasamos a veces por encima de las cosas, de las personas sin fijarnos en los matices, en lo que realmente nos quieren mostrar.

Besos, Ada, me quedo un ratito curioseando por aquí.

María Jesús Siva dijo...

Lo que ocurre es que es menos doloroso e implica menos compromiso no ver con profundidad, hasta el fondo, intentemos llegar al fondo.
Besos.

p.d. esto me ha recordado el pozo negro y profundo en el que nos introduce Murakami para llegar a la claridad.