febrero 07, 2009

La lavadora

Sólo una cosa no hay. Es el olvido.
(Borges)

He puesto la lavadora.
La ropa queda distorsionada
el agua entra, el color
y la forma cambian,
se ahueca, se esponja, se crece.
La espuma adquiere
un tono grisáceo, pardo,
frío de un rayo oscuro.

Tu camiseta azul destiñe
cubriendo todo de una sombra marina,
destila el negro de la voz ronca
del sudor rancio de los meses.
El algodón gotea saliva evaporada
en el silencio,
quedan restos de lágrimas colgados en el ribete del cuello
ensanchado por los años,
una manga muestra la risa
la suavidad del antebrazo
amarrando una cintura,
la otra exhuma imágenes opacas,
jaulas, amputación de alas,
ahogo, desesperación, reclusión.

Mis ojos no dejan de girar
en el baile de agua y jabón
el tejido gastado y escuálido
deja ver un trasluz de niebla,
párpados cerrados,
piel descamada apagando una llama
entre las manos
que desaparece en la inmensidad de la caja.

Un pañuelo se aleja hacia la brisa
mil flores que abre la cortina del suavizante,
lo cubren, lo estrechan.
El aclarado precipita
los sentimientos sonámbulos
hacia el vacío del desagüe.

La lavadora ha concluido el ciclo.
La ropa aparece con pinceladas abstractas
en tono azul.

Todo se ha perdido.

Nada es recuperable.

Tomo una bolsa de plástico,
deposito toda la ropa dentro
la cierro y la tiro a la basura.
Algún recuerdo queda al descubierto
las notas de un tango hacen intento de sonar
un beso me golpea los labios.
Aprieto más fuerte la bolsa contra el fondo del cubo.

Nada sirve.

Todo es deshecho.

Sólo el pañuelo viejo y pequeño
parece salvado.



María Jesús Silva

7 comentarios :

Luisa dijo...

Lo único que queda es el adiós de un pequeño pañuelo. Algún que otro recuerdo arrugado en un bolsillo. Cuando uno ha decidido que la colada no tiene salvación, lo mejor es tirar todo a la basura, y que el color azul se vaya por el sumidero. Seguro que la siguiente colada sale limpia y destellará al sol del mediodía. Si no tienes pinzas para colgarla, siempre hay un chino 24 horas. Buen poema.

Un beso.

María Jesús Siva dijo...

Gracias por la recomendación del chino. La verdad, tengo uno cerca de casa y en más de una ocasión me ha salvado.Creo que no duermen nunca, que envidia.
Un beso, Luisa.

Anónimo dijo...

Gracias por dejarme leer finalmente tu poema de la lavadora, ya tenìa yo ganas.

Sé que la colada que vives ùltimamente, no es la mejor, pero ya no està tan tenida de azul como antes...... poco a poco se irà aclarando.
EVA
P.D. no recurras a quitamanchas milagrosos, no funcionan; la mancha no està en la ropa, sino en nuestro interior

María Jesús Siva dijo...

Tienes toda la razón, los quitamanchas a veces ensucian más.
Todavía queda mucho desteñido, pero el tiempo lo aclarara.
Besos.

Tesa Medina dijo...

A veces es mejor cortar por lo sano, desprendernos de lo que se ha deteriorado y no empeñarnos en salval lo insalvable.

Me encanta este poema con tantas lecturas.

Besitos, Ada.

María Jesús Siva dijo...

Cómo se llega al pensamiento-idea de que algo es insalvable, en qué momento decidimos no seguir intentando salvarnos? Y después que queda? De qué sirvió? Para qué?
Besos.

Baco dijo...

Este poema marcará un antes y un después en tu concepto poético.

¿No tendrás alguno que se llame "la cafetera"?
Alguno que hable de hervir, de rebosar, de quemarse. De algo más de eso...

Bexos. Te mando ahora mismo lo de luis