mayo 01, 2009

Bajo la lluvia equivocada, Vanesa Pérez-Sauquillo


Bajo la lluvia equivocada
Vanesa Pérez-Sauquillo
Ed. Hiperión, 2006

NOSTALGIA*
Por Esteban Gutiérrez Gómez

Este poemario ganó el IX Premio de Arte Joven (modalidad de Poesía) de la Comunidad de Madrid. Fue el año 2005. Un amigo me lo hizo llegar en verano de 2006, nada más publicarse, y disfruté con cada uno de los poemas que contiene el libro.
En todos ellos habita un yo femenino, lleno de melancolía y desamor, que se dirige a un tú masculino e insensible. Tallo frente a estaca.
La tristeza que emana de los versos de Vanesa es desoladora, pero consuela que en esa soledad no existe ningún reproche más allá de constatar unos hechos sin acritud. Quizá sean así las cosas, quizá no pueda esperarse nada más. Los pozos secos no dan agua.
Después de la primera lectura, otoñal, húmeda, el corazón-tortuga se mete en su caparazón para dejar de sentir (de sufrir) el vacío que rodea cada uno de los poemas.
Las metáforas acarician, como esos dedos en flor, pero guardan el veneno de futuros incompletos. Eso, más o menos, es lo que tiene la insensibilidad que Vanesa denuncia casi con conformismo, que hiere, pero no mata; que podría convivirse con ella, eso sí, sin esperar felicidad alguna.
En octubre de 2006 se presentó en La Central (la librería del Museo Reina Sofía) de la mano de Julio Llamazares. Entonces conocí a Vanesa que me dedicó un abrazo mojado.
Puede vivirse, sí, pero se malgasta una vida. La de ELLA.

Vanesa Pérez-Sauquillo realizó traducciones de la antología de Dylan Thomas Muertes y entradas (1934-1953). Divide el poemario en tres partes y cada una de ellas se inicia con una estrofa de un poema del escritor galés, después de esa estrofa, unos versos sueltos de algunos de los poemas que a continuación ofrece al lector en cada bloque hilvanan el proceso de desamor que acaba decantándose. Ella, a cada una de las partes, a cada bloque en que divide el poemario, lo llama vuelta.
Al final de la tercera vuelta, el corazón deja de latir.

La tierra donde el amor se planta
debe quedar totalmente arrasada.
Pero, no olvidemos, todo final lleva implícito un principio.

*nostalgia: Tristeza melancólica por el recuerdo de un bien perdido

Poemas

me equivoqué a tus pies.
Pensé que eran raíces
lo que siempre fue sombra.

*************************
y fue cuando pusiste
definitivamente
mi mano en tu silencio
Pero no me asusté.
Y arañé.
Y hallé tacto.
Te vas.
Ahora que estoy
con los dedos en flor.

****************

atrévete conmigo.
Soy joven.
Tengo mucho deseo que perder.
************************

Garabatusa blanca
tortolica de Hungría,
la tarántula manca
con la pata encogía...

mi abuelo lee el periódico
y mi abuela recita su conjuro infalible
para que deje de parpadear
la luz de la cocina.

Garabatusa blanca,
tortolica de Hungría,
la tarántula manca
con la pata encogía...

Han pasado los años.

Garabatusa blanca
te recito.

Tú me miras sin entender.

Desde hace tiempo
no eres más que un confuso animal
que parpadea.

*********************
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Para herir, simplemente, marque 1.
Para contar mentiras que me crea, marque 2.
Para las confesiones trasnochadas, marque 4.
Para interpretaciones literarias
producto del alcohol, marque 6.
Para poemas, marque almohadilla.
Para cortar definitivamente la comunicación,
no marque nada, pero tampoco cuelgue,
titubee en el teléfono
(a ser posible durante varios meses)
hasta que note que voy abandonando el aparato
a intervalos de tiempo cada vez más largos.
No desespere. Aguante.
Espere a que sea yo la que se rinda.
Le evitará cualquier remordimiento.


VANESA PÉREZ-SAUQUILLO
BAJO LA LLUVIA EQUIVOCADAHIPERIÓN 2006

Por María Jesús Silva

El poemario se divide en tres partes que la poeta denomina vueltas. Cada vuelta va precedida de una cita de Dylan Thomas, del cual, junto a otra cita que abre el libro, se obtiene el título: Demasiado tarde bajo la lluvia equivocada (Dylan Thomas).



Si le das una vuelta al corazón recordarás la edad.
Tú encendías velas para mí y yo te concedía
cada noche un exorcismo. (...)
Si le das otra vuelta al corazón. Era la edad.
Yo bebí el elixir de los espejos hasta que lo agoté. (...)
Una vuelta, sólo una vuelta más al corazón.
¿Lo oyes? ¿Lo recuerdas?
(...)


El poemario está cargado de imágenes metafóricas y a través de ellas descubrimos la voz que nos desvela el conocimiento y el dolor del amor, su vivencia y su abandono. Los poemas nos hablan del fracaso, la derrota, la soledad. Intuimos la desolación, la rabia contenida por la pérdida. Estos poemas nos hablan de la reflexión de la partida, del abandono, de la consecuencia. Hay una voz que calla y otra que desvela, que cuenta.
La memoria es lo que conduce los poemas, nos abre el camino para descifrar secretos que se guardan en un tiempo indeterminado de pasado y desordenado de presente. Desolación.
Los versos de Dylan Thomas son el nexo de unión entre la pregunta y la respuesta, el pivote de los monólogos que vamos descifrando.

Primera parte:

Primera vuelta
Algunos me dejan crearte en los discursos del agua, Dylan ThomasLa voz nos habla mayoritariamente en presente. Nos descubre el sentimiento de ser transformado por el miedo que despierta cruzar la frontera de un amor grande, fuerte. La juventud y el deseo, la entrega. La lucha, la decepción de los sentimientos enfrentados, no correspondidos. El latido parándose, la ausencia del tacto. Aquí los espejos nos devuelven una imagen para paliar el miedo. Comienza a vislumbrarse el dolor.

pág 20


no es caída.
Aunque sea tiempo de caída
y todo caiga a nuestro alrededor. (...)
Tenemos todo el cuerpo por delante
y cuatro manos para abrirnos paso.
pág 21.

la tarde se ha cubierto,
oscura hoja de lluvia
a punto de caer. (...)
Sólo sé que me llevas
del último cabello,
desde la capital de los latidos,
desde un balcón me llevas
hacia otro árbol
se nos vuelca de nombres ignorados
y de flores. (...)
Cierra los ojos, oye
como por fin florece la tormenta.
pág 27

no es verdad que haya un hilo
uniendo el corazón de los enamorados. (...)
y un profundo e incómodo letargo
como mejor expectativa
.
Segunda parte:

Segunda vuelta
Algunos me dejan contarte los pecados del cuervo, Dylan Thomas
La voz nos habla en pasado de la nostalgia y asumido el desenlace se vuelve presente. Recuerdos, melancolía, palabras que hieren, escenas rotas. Final.

pág 40


no sé cómo no vi
que un río me nacía de los pies (...)
Tanto amor para acabar así
orfebre de desdicha
brindándole un espejo a tu pisada.
pág 43

dime,
si me frotabas
hasta romperme en hebras,
por qué nunca pasaste los dedos
a través.
Por qué no me agarraste.
pág 49

te espero
donde siempre
cuando nunca

pág 50

no logro repetirte. (...)
no logran repetirte.
la mesa está desnuda
y me sorprendo sola en el barniz
Tercera parte:

Tercera vueltaAlgunos me dejan crearte de la palabras sin corazón, Dylan Thomas
La voz se mueve indistintamente entre el pasado y el presente, nos habla del olvido que se busca, deseado, construye imágenes nuevas que lo hagan rápido, menos doloroso. Surgen nuevas puertas, nueva luz, pero siempre intermitente la huella de aquél tiempo.

pág 59

saluda al golpe que fue tu compañero.
Saluda al corazón de ese manzana
que te hicieron apurar hasta el cansancio.
Salúdalos. Se van. (...)
como si ya no hubiera una voz que matar
para que todo siga
perfecto como siempre.

pág 62

me equivoqué a tus pies.
Pensé que eran raíces
lo que siempre fue sombra
.
El último poema de la tercera parte parece una partida, pero puede ser también una llegada, detenerse, un dejarse adormecer hasta retomar el camino en un punto. Un espacio para esperar el despertar. Luz, esperanza, serenidad. Sobrevivir.

maison Catherine.
Me llevo las maletas al umbral (...)
Maison Catherine.
Donde los huéspedes duermen hasta la primavera.
Al final del poemario aparece un Epílogo intentando aclarar ese punto de la historia que nos había sembrado de dudas el desenlace. El primer verso marca la voz de algo acontecido tiempo atrás, lo que nos lleva a la conclusión de una historia pretérita contada desde el presente para remarcar el final, como un flash back. Algo sucedido en un tiempo que se repite, un indefinido o un imperfecto que bajo ‘la lluvia equivocada’ e interminable de los días acuña despacio el presente.

pág 69

desde entonces, el día en que descubrí
el secreto de los vasos canopes
y fui vaso canope para ti, (...)
Y sin embargo no hay cobijo interior,
estoy mojada todavía
de aquel tiempo de furia extraordinaria,
de amor imperdonable,
bajo la lluvia equivocada.

El poemario está escrito en verso libre. Aparecen figuras retóricas como la Anáfora que se repite en varios poemas.

pág 30


quisiera ser exacta,
hay días en que quisiera,
ciertos días,
ser exacta
como el reloj de la estación
quisiera, como la prisa, exacta,
del viajero
que no soy yo, quisiera, hay días
exactos, en que quisiera, exacta
como el reloj de la estación,
quisiera no esperarte, ser (...)
La enumeración para reseñar un conjunto

pág 46

el lazo roto que atraviesa las ciudades
la boca hambrienta lámpara de desierto (...)
la voz de ningún jugo
las antenas de la melancolía (...)
Hay veces que juega con la aliteración, repetición de sonidos semejantes, para constatar estados de ánimo y dotarles de mayor expresividad.

pág 50

no logro repetirte.
Soy incapaz de hacerte
con los trozos, los pedazos
como miembros mordidos
de este mantel de bar;
toda mancha, todo trazo
que apunta a una palabra
que intenta darte nombre,
la noche rota en el papel
o el brillo y la miseria
de mi cuchillo sucio. (...)

A lo largo del poemario, la poeta utiliza tiempos verbales que van desde el presente, al pretérito imperfecto para describir una situación con hechos emocionales pasados; percibimos un futuro simple: amaré, olvidaré.
Los versos largos alternan con los cortos, dependiendo del ritmo rápido o lento que la poeta quiere imprimir.
El poemario es el retrato de dos personas; una ausente, la otra cargada con los recuerdos del abandono.

Opinión personal

Creo que todo el poemario es una magnífica hipérbole del dolor y del abandono, de la frustración de un corazón mecido entre la soledad y la decepción. Es también, desde mi punto de vista, por la estructura que le da la poeta, una semejanza con la figura literaria de los Tropos; en ellos hay un cambio, una vuelta desde el sentido real al imaginario. La Metáfora y su imagen metafórica nos conducen a ese punto de realidad. La Metonimia que supone la sustitución de un termino por otro cuando entre ellos hay una relación de proximidad o dependencia. Con esas imágenes somos conscientes a lo largo de todo el poemario de la relación que existe, en todo momento, y la sustitución que se revela.

no es verdad que haya un hilo
uniendo el corazón de los enamorados. (...)

1 comentario :

Leo Zelada dijo...

Vanesa Pérez-Sauquillo tiene una de las poéticas más interesantes de Madrid.