junio 11, 2009

La Mudanza

Me van a desalojar. Hoy acudí a la cita programada y me dieron la noticia. Cuatro hombres me hablaron de la partida y de la mudanza que en breve tendría que asumir. No pensé que me iría tan pronto. Me llevará un tiempo recoger mis pertenencias y despedirme de la gente. Dijeron que tendría un mes a lo sumo. Me pareció poco tiempo para empaquetar una vida. No dije nada. No volvería a verlos hasta el último día. Llegué a casa, comencé por hacer paquetes y pegar etiquetas, escribí cartas a las personas alejadas y que no tendría ocasión de volver a ver. Hice una lista de los libros, los cuadros, la colección de cajas y máscaras. Puse el nombre de la persona a quien se los regalaba. Cada mañana sabía que me quedaba algo menos para irme. Cuando tocó el último día consulté la posibilidad de llevarme los sueños, los recuerdos, los afectos, algo que yo consideraba importante para sentirme bien en otro lugar. Al llegar se olvida todo, me explicaron, primero se ve la oscuridad y caes en ella deshabitándote. Luego llega la luz y, cuando la alcances, serás otro ser, sin vínculo de pasado.

Texto: María Jesús Silva
Imágen: Chema Madoz

6 comentarios :

Luisa dijo...

Este relato transmite mucho vacío. Se palpa la sumisión frente a una mudanza forzada de la propia piel. No hay lucha contra lo inevitable. La única esperanza es la falta de recuerdos al deshabitarla, y el nuevo comienzo que se gestará tras la parida. No habrá memoria.

Buen relato. Hace recapacitar. Tal vez sea la sencillez con la que está contada la historia la que despoja de dureza el texto. Y sin embargo, cala hasta el tuétano.

Un beso.

Mos dijo...

Me temo que esta mudanza no tiene retorno. Como dice Luisa, no hay lucha contra lo inevitable y al final el protagonista acepta la partida.
Al llegar se olvida todo porque todo deja de existir.
Buen relato Chusa, aunque dan escalofríos al leerlo.

Un abrazo de Mos.

María Jesús Siva dijo...

Luisa, sí, las mudanzas suelen ser así, con vacío y con soledad, esa sensación que queda al saber que no se volverá a regresar a un lugar.
Besos.

mos,la última mudanza es sin retorno, aunque se esperan los encuentros... se desean.
Besos.

Baco dijo...

Yo me llevaré mis sueños y todos los buenos recuerdos que me quieran acompañar, aunque después no valgan para nada.
No puede ser de otra manera.
Vivo cada día por ellos.

Chau, mina

Tesa Medina dijo...

Pues yo haría como Baco, me llevaría mis sueños y recuerdos, porque tampoco sería capaz de prescindir de ellos. Y con el excepticismo que me caracteriza, no me fiaría de no necesitarlos más adelante.

No perdería el tiempo en empaquetar nada, llamaría a los que quiero, haría un gran fiesta y les diría coged lo que os apetezca que me largo, y parece que esta vez no me van a dejar volver.


Repito: me encanta leer lo que escribes tú.


Besos, Ada

María Jesús Siva dijo...

Tesa, la verdad es que cuando se parte de un lugar y se sabe con certeza que no se volverá, cada uno elige la forma de despedida qué mejor acepta su corazón. Las despedidas siempre son algo duras.
Besos.