deshice casas
perdí bibliotecas
me fui con lo puesto
en una valija
dos valijas
tres
indivisible
la trinidad
es
lágrimas
patitas
para qué te quiero
las actrices pobres y viejas
terminan sus días
emparedadas
tomando mate
en un asilo temible
la Casa del teatro
¿Acaso no matan a los caballos?
LUISA FUTORANSKY
Imagen: Reloj de Salvador Dalí
2 comentarios :
Tremendo final, pero soy de las que piensan que mejor un final de caballo que una vida emparedada o babeante.
Parece que las poetas no están para cursilerías.
Besos, Ada
Tesa, desde luego siempre hay tiempo para un buen final. Hay finales que son principios.
Besos
Publicar un comentario