Antonio Herranz nació en San Lorenzo de El Escorial (Madrid) en 1955. Licenciado en Ciencias Económicas. Participó en la creación de la revista cultural Massaconfusa.
Un poema
CÓDIGO DE CONDUCTA
(Fragmentos)
Una nada
fuimos, somos, seremos
siempre, floreciendo:
rosa de nada,
de Nadie rosa.
(Fragmentos)
Una nada
fuimos, somos, seremos
siempre, floreciendo:
rosa de nada,
de Nadie rosa.
PAUL CELAN
Otros ecos habitan el jardín…
T.S. ELIOT
Aquí la piedra es manantial
que fluye de la memoria de los nombres.
Es calle hacia el conocimiento,
recuerdos de una ingenuidad lejana.
Es inmóvil muralla en movimiento.
Cubo infinito lleno de suspiros.
Piedra cómplice horadada de círculos de sangre.
…………………………………………..
A la luz del día
nuestros muros se encienden,
y nos redime el tiempo.
El hacer y el deshacer del tiempo:
su colmena de sueños renovados,
su cieno donde se larva el instante,
sus ventanas cerradas a la hora de la confusión.
Amén.
………………………………………….
Aquí la piedra huele a orines y se hace humana,
y entre sus grietas crece el moho de la historia.
Este lugar no existe,
pero nosotros somos sus fantasmas
buscando un destino con ambición y esperanza.
Sentimos que la noche nos habla,
lo único capaz de sujetarnos.
…………………………………………
Sobre la almohada, entre anzuelos azules,
el ansia de vivir.
Y la verdad no alcanza al sentir del héroe,
tranquilo en su indolencia.
Qué nos queda del ímpetu sagrado
de recomponer los cuerpos maltratados,
de masticar sombras mientras se palpa
la perversa simetría del amor.
…………………………………………
Rueda el día sin carisma
desde las cumbres desgastadas.
Surgen luces homónimas
y en los hombres renace
el viejo deseo de acariciar
el cielo con sus torres huecas.
¿Por qué, si no falta el delirio,
tiene el porvenir tan oscuro horizonte?
…………………………………………..
Con un aullido constante, vertical,
quiere el deseo encontrar su réplica,
quiere el pensamiento un ideal que calme
el abultado vientre del naufragio.
Se endurece la flor blanca del magnolio,
como nosotros, fábrica de dioses,
envueltos en brumas y en arena deshechos,
donde alguien escribe, aunque de nada sirva,
lo que pudimos ser y ya no somos.
…………………………………………………
Mutó la pasión como un cisne inventado
en medio del estanque de los años.
Poco a poco bebimos en el cuenco del olvido.
No eran aguas tranquilas para asomarse
ni para ver la realidad como espejo indiferente.
Pero miramos una, dos, mil veces…
como si la vida más tarde pudiera repetirse.
………………………………………………
Bajo las piedras
se oye el rumor del tiempo,
acerco mi oído desafecto
y escucho a todos los que en mí han sido.
Piel de musgo que acaricia
con su aliento mi verso,
pues sólo la palabra esculpe,
donde la responsabilidad comienza,
la madera noble de la imaginación.
………………………………………………
En las fisuras del alma, en sus heridas,
en sus largos pasillos, en sus rincones,
en su lineal crepúsculo hacia la noche,
se encienden balizas de indulgencia
para cortar el paso a la autocompasión.
…………………………………………….
Con el día escorado hacia poniente,
tengo a la tarde deshecha entre mis manos,
como esos pájaros que intuyen
corrientes favorables y huyen
del abrigo de la piedra,
rozando con alas cenicientas
el infierno y la gloria del mundo.
Así surge de mí como herida de insomnio,
la promesa más honda para amar lo inútil.
ANTONIO HERRANZ
Aquí la piedra es manantial
que fluye de la memoria de los nombres.
Es calle hacia el conocimiento,
recuerdos de una ingenuidad lejana.
Es inmóvil muralla en movimiento.
Cubo infinito lleno de suspiros.
Piedra cómplice horadada de círculos de sangre.
…………………………………………..
A la luz del día
nuestros muros se encienden,
y nos redime el tiempo.
El hacer y el deshacer del tiempo:
su colmena de sueños renovados,
su cieno donde se larva el instante,
sus ventanas cerradas a la hora de la confusión.
Amén.
………………………………………….
Aquí la piedra huele a orines y se hace humana,
y entre sus grietas crece el moho de la historia.
Este lugar no existe,
pero nosotros somos sus fantasmas
buscando un destino con ambición y esperanza.
Sentimos que la noche nos habla,
lo único capaz de sujetarnos.
…………………………………………
Sobre la almohada, entre anzuelos azules,
el ansia de vivir.
Y la verdad no alcanza al sentir del héroe,
tranquilo en su indolencia.
Qué nos queda del ímpetu sagrado
de recomponer los cuerpos maltratados,
de masticar sombras mientras se palpa
la perversa simetría del amor.
…………………………………………
Rueda el día sin carisma
desde las cumbres desgastadas.
Surgen luces homónimas
y en los hombres renace
el viejo deseo de acariciar
el cielo con sus torres huecas.
¿Por qué, si no falta el delirio,
tiene el porvenir tan oscuro horizonte?
…………………………………………..
Con un aullido constante, vertical,
quiere el deseo encontrar su réplica,
quiere el pensamiento un ideal que calme
el abultado vientre del naufragio.
Se endurece la flor blanca del magnolio,
como nosotros, fábrica de dioses,
envueltos en brumas y en arena deshechos,
donde alguien escribe, aunque de nada sirva,
lo que pudimos ser y ya no somos.
…………………………………………………
Mutó la pasión como un cisne inventado
en medio del estanque de los años.
Poco a poco bebimos en el cuenco del olvido.
No eran aguas tranquilas para asomarse
ni para ver la realidad como espejo indiferente.
Pero miramos una, dos, mil veces…
como si la vida más tarde pudiera repetirse.
………………………………………………
Bajo las piedras
se oye el rumor del tiempo,
acerco mi oído desafecto
y escucho a todos los que en mí han sido.
Piel de musgo que acaricia
con su aliento mi verso,
pues sólo la palabra esculpe,
donde la responsabilidad comienza,
la madera noble de la imaginación.
………………………………………………
En las fisuras del alma, en sus heridas,
en sus largos pasillos, en sus rincones,
en su lineal crepúsculo hacia la noche,
se encienden balizas de indulgencia
para cortar el paso a la autocompasión.
…………………………………………….
Con el día escorado hacia poniente,
tengo a la tarde deshecha entre mis manos,
como esos pájaros que intuyen
corrientes favorables y huyen
del abrigo de la piedra,
rozando con alas cenicientas
el infierno y la gloria del mundo.
Así surge de mí como herida de insomnio,
la promesa más honda para amar lo inútil.
ANTONIO HERRANZ
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