Juan Gracia Armendáriz (Pamplona, 1965) es novelista y poeta. Autor de una tesis doctoral sobre la obra periodística de Francisco Umbral. Profesor en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado tres libros de relatos breves: Noticias de la frontera (Libertarias/Prodhufi; Madrid, 1994), Queridos desconocidos (Gobierno de Navarra; Pamplona, 1999) y Cuentos del jíbaro (Demipage; Madrid, 2008); un poemario: Como si al otro lado latiera (Endymion; Madrid, 1994); dos novelas: Cazadores (Bilaketa; Aoiz, 2002) y La línea Plimsoll (Castalia; Madrid, 2008); y, en colaboración con el fotógrafo Pedro Carrillo Rubio, un volumen de semblanzas de escritores: Gente de libro (Demipage; Madrid, 2006).
Un microrrelato:
TEORÍA DE LA LITERATURA
De niño me perfeccioné en la crianza de gusanos de seda. Llegados los primeros calores primaverales, el patio del colegio se transformaba en un zoco oriental donde los chicos traficábamos con hojas de morera. Muchos se afanaban en alimentar a aquellas criaturas diminutas, pero eran pocos los que perseveraban, y menos aún quienes alcanzaban a ver el lento y voraz crecimiento del gusano, su misteriosa hiladura, de la que emergía, al cabo de un tiempo, el prodigio nocturno de la crisálida, luego el revoloteo de su apareamiento, la apremiante puesta de huevos que tapizaba las paredes, y por último la muerte, sobrevenida sin estertores en la noche sencilla. Yo supe muy pronto que el mundo de un escritor cabe en una caja de zapatos.
JUAN GRACIA ARMENDÁRIZ
Microrrelato incluido en el volumen Cuentos del jíbaro (Ediciones Demipage; Madrid, 2008)
Un poema:
Estarás brizna y desnuda. Lejana.
Escucharé tu voz de antiguo sendero
y un viento esbozará tu figura en las cortinas.
Sabré que he tanteado tus zaguanes,
su blancura de balido.
Algún pájaro trazará en el aire
el cansancio de tu caligrafía.
Entonces esta historia será una distancia.
O una deuda con el ademán más triste de tu mano.
JUAN GRACIA ARMENDÁRIZ
Poema incluido en el libro Como si al otro lado latiera (Endymión; Madrid, 1994)
Breve fragmento de La línea PlimsollUn microrrelato:
TEORÍA DE LA LITERATURA
De niño me perfeccioné en la crianza de gusanos de seda. Llegados los primeros calores primaverales, el patio del colegio se transformaba en un zoco oriental donde los chicos traficábamos con hojas de morera. Muchos se afanaban en alimentar a aquellas criaturas diminutas, pero eran pocos los que perseveraban, y menos aún quienes alcanzaban a ver el lento y voraz crecimiento del gusano, su misteriosa hiladura, de la que emergía, al cabo de un tiempo, el prodigio nocturno de la crisálida, luego el revoloteo de su apareamiento, la apremiante puesta de huevos que tapizaba las paredes, y por último la muerte, sobrevenida sin estertores en la noche sencilla. Yo supe muy pronto que el mundo de un escritor cabe en una caja de zapatos.
JUAN GRACIA ARMENDÁRIZ
Microrrelato incluido en el volumen Cuentos del jíbaro (Ediciones Demipage; Madrid, 2008)
Un poema:
Estarás brizna y desnuda. Lejana.
Escucharé tu voz de antiguo sendero
y un viento esbozará tu figura en las cortinas.
Sabré que he tanteado tus zaguanes,
su blancura de balido.
Algún pájaro trazará en el aire
el cansancio de tu caligrafía.
Entonces esta historia será una distancia.
O una deuda con el ademán más triste de tu mano.
JUAN GRACIA ARMENDÁRIZ
Poema incluido en el libro Como si al otro lado latiera (Endymión; Madrid, 1994)
Desearía ser una roca lisa de color cebolla, una roca que permanece al sol, al otro lado de la maleza, oculta al paseante que, para descubrirla, debería abandonar el sendero en dirección a ese sol que atraviesa el follaje y que restalla en la superficie calcárea con inclemente blancura: una roca. Simplemente. (...) Un deseo nada más. Y nada menos. Quizá todo consista en dejarse mecer por el vaivén de una confortable insensibilidad, acunado por una desganada melodía que presume, y seguramente anticipa, las peores modalidades del abandono, aunque a primera vista tan sólo parezca eso, una mortecina cantinela que protege, pero anestesia las últimas defensas.
La línea Plimsoll llego a mis manos una tarde de primavera. Había quedado con un amigo y me puso el libro en las manos, ni siquiera me saludó. Léelo -me dijo- está escrito para ti. De qué va -contesté-. Tú sólo lee, ya lo irás descubriendo.
Siempre agradeceré aquel regalo.
3 comentarios :
De nuevo descubriendo autores de tu mano.
Qué evocación lo de los gusanos de seda, tmabién los tuve de niña, pero esa caja de zapatos me llevó a otro recuerdo:
Un día recogí un gorrión que todavía no dominaba el arte de volar. Lo metí en una caja de zapatos agujereada para que pudiera respirar. Como sufría por verlo allí encerrado, pero no quería quedarme sin él, le até un hilo largo de coser a una pata y le dejé así por la habitación.
Comprendí enseguida que ese enredo, esos desesperados intentos por liberarse de mis ataduras exigían su libertad.
Era muy pequeña, cinco años, pero entendí que si quieres a alguien no lo puedes retener contra su voluntad.
Un abrazo, Ada.
La línea Plimsoll, qué gran novela, qué profundidad, cuánto sentimiento. Hizo un buen ejercicio de exorcimso Juan Gracia Armendáriz.
Ojalá todo le vaya bien.
Tesa, buen aprendizaje, los lazos que atan siempre ahogan.
Baco, también a mí me parece una novela estupenda y por más de un aspecto, es una de las de las de releer.
Besos.
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