José María Fonollosa (o J.M. Fonollosa, como también firmaba) nació y murió en Barcelona (1922-1991). Es un autor misterioso, al margen del mundillo literario. Aunque publicó su primer libro, La sombra de tu luz, en 1945, al que siguió Umbral del silencio, en 1947, y su Blues y cantos espirituales negros se editó en 1951, después se fue a Cuba y no hubo noticias suyas. Regresó a España en 1961. Y en 1990, con el entusiasmo del prestigioso Pere Gimferrer, dio a conocer su obra principal: Ciudad del hombre: Nueva York, con ediciones en Sirmio, Bruma, DVD y Acantilado. La novela en verso Poetas en la noche (Quaderns Crema; Barcelona, 1997) y Destrucción de la mañana (DVD; Barcelona, 2001) completan su bibliografía.
Un poema:
MULBERRY STREET
Dicen que arrodillarse es humillante.
Que es esta posición la del vencido,
del sumiso, del vil, del que renuncia
a la última esperanza de salvarse.
Que estar arrodillado en una calle,
en un templo o salón, afrenta incluso
a aquel que lo contempla y no lo impide.
Como afrenta una bomba que no estalla
a quien confiaba actuara su explosivo.
Sí. Es innoble actitud arrodillarse
delante de otro ser, cuando el sujeto
es pasivo. Mas no si éste es activo.
Porque hay una excepción en que es victoria,
gozo y satisfacción esta postura:
cuando el sexo la exige ansiosamente.
Entonces es divino arrodillarse.
JOSÉ MARÍA FONOLLOSA
Poema incluido en Ciudad del hombre: New York (Sirmio; Barcelona, 1990).
Imagen: wordpress.com
Un poema:
MULBERRY STREET
Dicen que arrodillarse es humillante.
Que es esta posición la del vencido,
del sumiso, del vil, del que renuncia
a la última esperanza de salvarse.
Que estar arrodillado en una calle,
en un templo o salón, afrenta incluso
a aquel que lo contempla y no lo impide.
Como afrenta una bomba que no estalla
a quien confiaba actuara su explosivo.
Sí. Es innoble actitud arrodillarse
delante de otro ser, cuando el sujeto
es pasivo. Mas no si éste es activo.
Porque hay una excepción en que es victoria,
gozo y satisfacción esta postura:
cuando el sexo la exige ansiosamente.
Entonces es divino arrodillarse.
JOSÉ MARÍA FONOLLOSA
Poema incluido en Ciudad del hombre: New York (Sirmio; Barcelona, 1990).
Imagen: wordpress.com
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