La colombiana Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951) es autora de los poemarios De círculo y ceniza (1989), Nadie en casa (1994), El hilo de los días (1995), Ese animal triste (1996), Todos los amantes son guerreros (1998), la selección No es más que la vida (1998) y Tretas del débil (2008). En España, Hiperión le editó la antología Lo demás es silencio (2003); y Visor, Las herencias (2008). Ha publicado también las piezas teatrales Gato por liebre (1991) y Que muerde el aire afuera (1997), así como las novelas Después de todo (2001) y Para otros es el cielo (2005).
Un poema:
SOLEDADES
Exacto y cotidiano
el cielo se derrama como un oscuro vino,
se agazapa a dormir en los zaguanes,
endurece los patios, los postigos,
enciende las pupilas de los gatos.
En las mezquinas calles minuciosos golpean
los pasos de la frágil solterona
que sabe que no hay luz en la ventana.
En el aire hay olor a col hervida
y detrás de la ropa que aporrea la piedra
un canto de mujer abre la noche.
Es la hora
en que el joven travesti se acomoda los senos
frente al espejo roto de la cómoda,
y una muchacha ensaya otro peinado
y echa esmalte en el hueco de sus medias de seda.
Abre la viuda el closet y llora con urgencia
entre trajes marrón y olor a naftalina,
y un pubis fresco y unos muslos blancos
salen del maletín del agente viajero.
Un alboroto de ollas revuelca la cocina
del restaurante donde un viejo duerme
contra el sucio papel de mariposas,
mientras como una red sin agujeros
nos envuelve la noche por los cuatro costados.
PIEDAD BONNETT
Poema incluido en el libro De círculo y ceniza (1989).
Un poema:
SOLEDADES
Exacto y cotidiano
el cielo se derrama como un oscuro vino,
se agazapa a dormir en los zaguanes,
endurece los patios, los postigos,
enciende las pupilas de los gatos.
En las mezquinas calles minuciosos golpean
los pasos de la frágil solterona
que sabe que no hay luz en la ventana.
En el aire hay olor a col hervida
y detrás de la ropa que aporrea la piedra
un canto de mujer abre la noche.
Es la hora
en que el joven travesti se acomoda los senos
frente al espejo roto de la cómoda,
y una muchacha ensaya otro peinado
y echa esmalte en el hueco de sus medias de seda.
Abre la viuda el closet y llora con urgencia
entre trajes marrón y olor a naftalina,
y un pubis fresco y unos muslos blancos
salen del maletín del agente viajero.
Un alboroto de ollas revuelca la cocina
del restaurante donde un viejo duerme
contra el sucio papel de mariposas,
mientras como una red sin agujeros
nos envuelve la noche por los cuatro costados.
PIEDAD BONNETT
Poema incluido en el libro De círculo y ceniza (1989).
Imagen: http://www.mincultura.gov.co/
1 comentario :
Decir que es bueno es dar una calificación sin tener la altura poética requerida... simplemente me encanta y me conmueve.
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