Karmelo C. Iribarren (San Sebastián, 1959). Ha publicado los poemarios Bares y noches (Ateneo Obrero de Gijón, 1993), La condición urbana (Renacimiento; Sevilla, 1995), Serie B (Renacimiento; Sevilla, 1998), Desde el fondo de la barra (Línea de fuego; Oviedo, 1999), La ciudad (Renacimiento; Sevilla, 2002 y 2008), La frontera y otros poemas (Renacimiento; Sevilla, 2005), Seguro que esta historia te suena (Renacimiento; Sevilla, 2005), El tamaño de los sueños (Anaya; Madrid, 2006), Ola de frío (Renacimiento; Sevila, 2007 y 2009).
A Karmelo C. Iribarren no le conozco personalmente, sólo le he leído y releído. Creo que es un poeta que posee la magia para escribir con palabras sinceras, las que todos entendemos. Escribe desde lo que se siente cuando unos ojos te siguen y no puedes desprenderte de ellos, cuando una mano acaricia y transmite, desde un teléfono que se descuelga y te lleva a un final, dolor, sonrisa, desposesión. En sus versos encuentro gestos convergentes a mis sentimientos. Sus poemas son actos sencillos de gentes corrientes en los que todos nos encontramos, escenas con las que nos cruzamos cada día y él las va moldeando con esas palabras que nos regala en sus versos y nos arrulla, nos provoca, nos transporta a un taxi, un paraguas, un bar, un parque... da igual donde nos lleve, lo importante es lo que nos descubre, eso es lo que nos hace anidar en sus poemas.
Poemas:
LA FELICIDAD
Te sientas en una terraza
a tomar algo.
A pocos metros de ti,
niños y niñas patinan, saltan
a la comba, se pelean…
Enciendes un cigarro,
fumas plácida-
mente. Al fin llega
la cerveza: en su punto,
espumeante, fresca.
Cierras los ojos
y “esto es la felicidad”,
te dices.
Luego los abres
y ves a ese pobre viejo
hurgando en las papeleras.
KARMELO C. IRIBARREN
Poema incluido en el libro Desde el fondo de la barra (Renacimiento; Sevilla, 1999)
Poemas:
LA FELICIDAD
Te sientas en una terraza
a tomar algo.
A pocos metros de ti,
niños y niñas patinan, saltan
a la comba, se pelean…
Enciendes un cigarro,
fumas plácida-
mente. Al fin llega
la cerveza: en su punto,
espumeante, fresca.
Cierras los ojos
y “esto es la felicidad”,
te dices.
Luego los abres
y ves a ese pobre viejo
hurgando en las papeleras.
KARMELO C. IRIBARREN
Poema incluido en el libro Desde el fondo de la barra (Renacimiento; Sevilla, 1999)
SE ACABÓ EL CUENTO
Se acabó el cuento,
amigo: esto es la vida.
Todos los grandes sueños
con los que hasta ahora
te has entretenido,
puedes dejarlos a la entrada.
Aquí no sirven de nada.
RARO AMOR
Suena el teléfono de pronto
y tú desapareces. Más tarde,
mientras fumo un cigarro
o leo una novela, vuelves.
Y te vas otra vez porque
ha llegado alguien. Así vivimos
estos últimos meses. Así
sufrimos. Siempre conmigo
tú, contigo yo, siempre
escondidos. Unidos sólo
por ese raro amor impronunciable.
ALGUNAS NOCHES, EL MIEDO
Algunas noches me arrimo
a tu calor bajo las mantas
como un niño asustado.
Necesito tocarte
urgentemente. Necesito
saber que estás ahí,
que estarás siempre. Sentir
que tengo cerca a un ser humano,
y que no estoy tan sólo.
AL CAER EL SOL
Nunca le he visto antes,
pero conozco a ese hombre.
(Si me acercase,
ese brillo gastado,
como sin vida,
que tanto me recuerda, por cierto,
a los oficinistas
de mi infancia).
Pronto
se llevará la cerveza a los labios,
le dará un sorbo, y volverá a dejarla
suavemente sobre la barra.
Sin prisa. No la hay.
No le hace falta. Nada
nuevo va a ocurrir,
y lo sabe. Se encuentra
más allá de la esperanza,
en su perpetuo
atardecer.
Conozco a ese hombre, sí,
y me da miedo.
Aveces, de madrugada,
poco antes de acostarme, me mira
desde el espejo.
KARMELO C. IRIBAREN
Poemas incluidos en el libro La ciudad (antología 1985-2008; Editorial Renacimiento)
Foto: blogia.com
9 comentarios :
Me gustan estos versos, sencillos y profundos, con doble fondo. No conocía a este autor pero desde hoy me lo guardo en el cuaderno de lecturas pendientes. Gracias, Ada.
Los poemas son tristes, melancólicos, sin embargo me llegan, me tocan la fibra, al leerlos no puedes quedarte indiferente.
Tus palabras me llevan de la mano directamente a sus poemas, ya le busco.
Concha.
Por 10 euritos una antología maravillosa que os acompañará días y días en el bolso.
yo no pude desprenderme ella en dos meses.
leía un poema, lo meditaba y no podía pasar al siguiente.
Mi último libro de relatos está lleno de sus citas como prefacio a los cuentos.
Besos, Ada.
Renacimiento hizo un buen trabajo. Esas palabras son las que necesita el lector, las concretas, las que sirven, las que contagian y nos brindan el sentimiento y la explicación que no somos capaces de encontrar muchas veces sin ayuda de un poeta.
Un abrazo.
Hola Ada!
Poco a poco, gracias a ti, voy descubriendo el mundo de la poesìa. Tengo la impresiòn que éste serà un autor que me gustarà, en cuanto llegue a Madrid lo buscaré.
Muchos besos desde Roma
EVA
Soy Eva de nuevo: Se me olvidaba preguntarte...... para cuàndo otra poesìa tuya?
Andrés, una vez que lees a Karmelo ya no puedes dejar de hacerlo y sino ya me contarás.
Concha, no es un autor dificil de encontrar, en cualquier libreria lo tienes o lo puedes encargar. Como andas un poco alejada de la ciudad si qieres yo te lo consigo.
Baco, ese libro lo hemos devorado juntos, sé de lo que hablas, conozco la sensación.
Sonia, yo también creo y me gusta la sencillez del lenguaje, supongo que es cuestión de estílos que los poetas utilicen uno u otro, también nosotros elegimos leer a unos u a otros.
Eva, no dudes que te gustará, no sé si en Roma en la libreria española lo podrías encontar, es la que está en Piazza Nabona?? Si no lo encuentras te lo mando.
Por cierto, habiendo poetas de esta categoría para qué quieres leerme a mí? desde que preparas ese exámen te estás volviendo masoquista.
Besos para todos.
Al caer el sol. Precioso poema. Es como el filo de una navaja: certero y sangrante. Enhorabuena por tu andadura en el mundillo del blog en solitario, ya estabas tardando. Aunque no te comente, te sigo. Un fuerte beso
Resu, a mí también es uno de los que más me gustan, la verdad es que es muy dificil elegir. El final del poema me da la clave para entender cómo a veces nos mentimos.
Besos
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