Es innecesario explicar la importancia universal de la obra del dramaturgo William Shakespeare (Stratford-upon-Avon, 1564-1616). Fue autor de excelentes sonetos. Si muchos han sido los traductores de sus versos, quizá nadie haya conseguido la calidad de las versiones del escritor argentino Manuel Mújica Láinez (1910-1984).
Dos sonetos:
XVIII
¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees;
tiembla el brote de mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.
A veces demasiado brilla el ojo
solar, y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.
Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos
cuando crezcas en versos inmortales.
Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.
XIX
Mella, Tiempo voraz, del león las garras,
deja a la tierra devorar sus brotes,
arranca al tigre su colmillo agudo,
quema el añoso fénix en su sangre.
Mientras huyes con pies alados, Tiempo,
da vida a la estación, triste o alegre,
y haz lo que quieras, marchitando al mundo.
Pero un crimen odioso te prohíbo:
no cinceles la frente de mi amor,
ni la dibujes con tu pluma antigua;
permite que tu senda siga, intacto,
ideal sempiterno de hermosura.
O afréntalo si quieres, Tiempo viejo,
mi amor será en mis versos siempre joven.
WILLIAM SHAKESPEARE
Dos poemas incluidos en el libro Sonetos (Visor; Madrid, 1983).
Traducción: Manuel Mújica Láinez.
Imagen: wordpress.com
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