Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898 – entre Viznar y Alfacar, 1936), poeta, dramaturgo, dibujante y músico. Fue autor de las piezas teatrales Mariana Pineda (1927), La zapatera prodigiosa (1930), Retablillo de don Cristóbal (1930), El público (1930), Así que pasen cinco años (1930), Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933), Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, La casa de Bernarda Alba (1936). Su producción poética comprende las obras Impresiones y paisajes (1918), Libro de poemas (1921), Poema del cante jondo (1921), Oda a Salvador Dalí (1926), Romancero gitano (1928), Poeta en Nueva York (1929), Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935), Diván del Tamarit (1936), Sonetos del amor oscuro (1936). Asesinado por los enemigos de la Segunda República española.
Un poema:
VACA
Se tendió la vaca herida;
árboles y arroyos trepaban por sus cuernos.
Su hocico sangraba en el cielo.
Su hocico de abejas
bajo el bigote lento de la baba.
Un alarido blanco puso en pie la mañana.
Las vacas muertas y las vivas,
rubor de luz o miel de establo,
balaban con los ojos entornados.
Que se enteren las raíces
y aquel niño que afila su navaja
de que ya se pueden comer la vaca.
Arriba palidecen
luces y yugulares.
Cuatro pezuñas tiemblan en el aire.
Que se entere la luna
y esa noche de rocas amarillas:
que ya se fue la vaca de ceniza.
Que ya se fue balando
por el derribo de los cielos yertos
donde meriendan muerte los borrachos.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Poema incluido en el libro Poeta en Nueva York (Espasa-Calpe; Madrid, 1972).
Imagen: elcorreodigital.com
Un poema:
VACA
Se tendió la vaca herida;
árboles y arroyos trepaban por sus cuernos.
Su hocico sangraba en el cielo.
Su hocico de abejas
bajo el bigote lento de la baba.
Un alarido blanco puso en pie la mañana.
Las vacas muertas y las vivas,
rubor de luz o miel de establo,
balaban con los ojos entornados.
Que se enteren las raíces
y aquel niño que afila su navaja
de que ya se pueden comer la vaca.
Arriba palidecen
luces y yugulares.
Cuatro pezuñas tiemblan en el aire.
Que se entere la luna
y esa noche de rocas amarillas:
que ya se fue la vaca de ceniza.
Que ya se fue balando
por el derribo de los cielos yertos
donde meriendan muerte los borrachos.
FEDERICO GARCÍA LORCA
Poema incluido en el libro Poeta en Nueva York (Espasa-Calpe; Madrid, 1972).
Imagen: elcorreodigital.com
1 comentario :
Adoro a Lorca, sobre todo sus poemas más surrealistas.
Me gustó mucho éste, no lo recordaba.
Un beso,
Publicar un comentario