Francisco Cenamor nos presenta, después de tres libros ya editados, un texto compacto, más trabajado. Al leer este último poemario he descubierto la importancia que tiene para él la imagen, la mirada, lo que se ve y cómo eso que vemos nos transmite cierta idea de relación, entre los humanos entre sí, y entre estos y la creación. La primera parte, de título igual al libro, Casa de aire, es una verdadera exposición fotográfica, la vida cotidiana de una mujer que vive en la calle contada a través de treinta y tres imágenes, transformadas en palabra en una serie de poemas muy cortos y despojados de adorno. Después de recorrer esta exposición, nos traslada, en Ríos de gente, al cine; pero al cine en pequeñas dosis, al cortometraje. Veinticuatro pequeñas historias en las que vuelve a retratar la vida cotidiana de los seres humanos. El tiempo, esa otra constante en su poesía, es protagonista de toda esta segunda parte, hasta aparecer incluso en los títulos de los poemas. La ausencia de horas exactas, cuartos o medias, nos da idea de cierta aleatoriedad del acontecer humano. En esta sección del poemario nos encontramos con técnicas que más tienen que ver con el microrrelato que con la poesía: es una apuesta.Y finaliza el libro con el teatro: cinco poemas que son los cinco actos de la Última función, una representación en la que la obra dramática se funde con la vida, hace que el espectador o espectadora sea interpelado por los actores que muestran sus personajes. El público, frente a la obra de arte, aparece con fuerza intuyéndola. Francisco Cenamor, siempre cercano y activo, ha sabido hacerse un pequeño hueco en la poesía, tal vez más por su proceso, por ese querer aprender con el que se ha acercado a los poetas más jóvenes, a los de su generación, a los más experimentados y a los clásicos. En ocasiones, claro, por su obra. Este es un buen momento para que comience a ser valorado, sobre todo, por su obra.
(Parte del prólogo que hace Muhsin Al-Ramli en Casa de aire)
1 comentario :
He leído comentarios al respecto de este último trabajo y son todos muy buenos. Desde luego tal como lo pintas suscita la curiosidad. Ya de por sí, la obra de Cenamor me gusta, cuanto más con estos añadidos a los que aludes. Se hace necesario habitar esta Casa de aire.
Un beso para ti, Chusa, y otro a Cenamor.
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